El barrio mágico de Cuajimalpa, desde la época prehispánica hasta la modernidad

¿Conoces los orígenes y la evolución del barrio de Cuajimalpa?

La palabra Cuajimalpa proviene del náhuatl Cuauhximalpan, que quiere decir “sobre las astillas de madera” o bien, “lugar donde se labra madera”. Los orígenes de esta zona se remontan a 1342, cuando los tepanecas se instalaron en sus montes y fue a través del tallado de madera que sobrevivieron durante siglos. Su jeroglífico, que ya existía en 1490, consiste en un tronco con tres ramas y astillas de forma triangular, símbolo de labranza.

Cuauhximalpan fue dominado por el señorío de Azcapotzalco durante todo un siglo. Y fue hasta 1427 que los pueblos del Valle de México optaron por rebelarse y crear la triple alianza de Texcoco, Tacubaya y Tenochtitlan. Fue en Huixquilucan que el ejército logró vencer a las tropas de Azcapotzalco, lo que las obligó a refugiarse en Cuajimalpa. En 1437 es cuando la conquista del lugar sucede bajo el gobierno de tlatoani Izcótl.

Tras la Conquista, Hernán Cortés reconoció la importancia de algunos pueblos como Acopilco, Chimalpa y Cuauhximalpan. Y decidió otorgarle un nombre español junto al indígena para asegurar la llegada de sus compañeros por el camino de México-Toluca. En 1534, bautizó a esta zona como San Pedro Cuauhximalpan.

Gracias a los grandes bosques del lugar, durante la época colonial, Cuajimalpa se convirtió en un pueblo de leñadores y carboneros. Y para preservar la riqueza natural, se establecieron diversas leyes que explicaban qué tipo de árbol podía cortarse, en qué época del año y en qué forma.

Para principios del siglo XIX, en Cuajimalpa se hospedó Miguel Hidalgo en lo que solía llamarse el Mesón San Luisito. Vestigios de aquella visita permanecen en lo que hoy es el Museo Hidalgo.

Cuajimalpa se constituyó como municipio hasta 1862, durante la época porfiriana. Se comenzaron a introducir servicios como agua y alumbrado público. Hasta 1940, Cuajimalpa seguía con aspecto rural. Poco a poco lo urbano invadió la delegación, que hoy es conocida por albergar la zona de Santa Fe, un lugar repleto de edificios, caos vial y modernización.