Un piano también puede educar masas y volver a los habitantes más creativos, incluso con más intuición y menos estrés.
Cuando música y espacios públicos se juntan, grandes proyectos urbanos se apropian de la creatividad local. Y es que de entrada, la calle es de los mejores escenarios que puede encontrar un músico, un artista o el propio transeúnte. Jugando un poco con esta mezcla de personajes urbanos es como damos con artistas como Luke Jerram, un británico que le ha ocurrido posar pianos en las calles de distintas ciudades para quien quiera tocarlos lo haga gratuitamente.
Recientemente la campaña Celebrity Series of Boston, colocó 60 de los pianos de Jerram, que además se encuentran decorados por artistas locales con diseños vistosos. Cada uno lleva un letrero con la frase Play Me, I’m Yours (“Tócame, soy todo tuyo”). Jerram planea llevar este concepto a 50 ciudades alrededor del mundo, incluyendo Londres, Hong Kong, Sao Paulo, Munich, Nueva York y Los Angeles.
Pero él no es el único que hoy le apuesta al urbanismo desde el rubro del arte. Otro proyecto similar es el que se realiza en las calles de Murcia, en España, por parte de la empresa Klavier. “Pianos en la Calle”, es una iniciativa que busca situar este instrumento en sitios emblemáticas de la ciudad, apostando por la difusión de la cultura musical en las calles.
En México también ha ocurrido, En la ciudad de Guanajuato, el año pasado surgió una iniciativa por parte de la marca de cerveza Heineken en la que instalaron algunos “pianos verdes” en puntos estratégicos de la cuidad, como la Plaza San Fernando. Durante el periodo que dura el Festival Cervantino se podía ver el talento de algunos artistas callejeros y visitantes.
Ahora bien: ¿te imaginas poder tocar pianos en cualquier parque o plaza de la CDMX? Esto sin duda sería posible. Y aunque muchos apostamos a que no durarían mucho en su sitio –ya se por descuido o desgaste–, de lo que estamos bastante seguros es que un instrumento cualquiera, un piano, también puede educar masas y volver a los habitantes más creativos, incluso con más intuición y menos estrés.
La música busca siempre un espacio para expresarse y entenderse en ciudades tan sincréticas y diversas como la capital mexicana. Desde sus artistas callejeros hasta las impresionantes orquestas, también urbanas, que se han ido encontrando en, por ejemplo, la Calle 16 de septiembre del Centro Histórico, o el mismo callejón de los libros, evidencian esta sentencia.
La Ciudad de México debería apostar cada vez más por la permanencia de este tipo de proyectos, tratando de que los habitantes de la CDMX disfruten de los pianos callejeros, la música y el ambiente, paseando o sentados en una plaza mientras comen o beben algo refrescante.
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