Conoce más sobre el viaje de Porfirio Díaz a Egipto (FOTOS)

Porfirio Díaz encontró en Egipto una motivación que le recordara la belleza de México. 

 

Tras el exilio de Porfirio Díaz en 1911, su segunda esposa, Carmelita, decidió regalarle una travesía por el norte de África. Ambos recorrieron no sólo los tumultos depresivos derivados de su lejanía por tierras mexicanas, también monumentos egipcios como la Esfinge y la Gran Pirámide de Giza. Se trató de un viaje que más allá de lo turístico, le brindó a Díaz un antídoto de su más grande pérdida: la de México.

De acuerdo con Carlos Tello Díaz, su tatarabuelo inició el viaje, junto con su esposa Carmelita, el general Fernando González y sus cuñadas Sofía y María Luisa, zarpando de la ciudad de Mónaco hasta Alejandría. El barco los llevó por las frías olas de ese Mar Mediterráneo de principios año, hasta alcanzar las costas de Alejandría; de ahí, abordaron un vapor que navegó por el Nilo hasta llegar a El Cairo.

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Fue en este sitio que permaneció durante dos meses, procurando estar al tanto de cada movimiento de México. Se dice que en el momento en que se enteró de los insólitos sucesos que azotaron a la ciudad de México durante la Decena Trágica, lamentó su lejanía –aunque no hizo ningún comentario a la prensa–. Mientras que, al recibir la noticia el 24 de febrero de 1913 que su sobrino Félix había sido transferido de Veracruz a la penitenciaría de la ciudad de México, se tranquilizó a tal grado que pudo remontar el Nilo hasta la ciudad de Dayrut.

Una vez de regreso en El Cairo, se encontró con John Pierpont Morgan, con quien platicó sobre México, específicamente su presencia en tierras chihuahuenses. También Díaz estuvo en contacto con el general Kitchener, el cual recibió al general mexicano a nombre de la corona británica y con honores militares.

El viaje de la familia Díaz en Egipto implicó un recorrido cultural que no sólo los obligaba a continuar cumpliendo el Manual de Carreño en el desolado desierto egipcio, también remontar a los asombrosos espacios arqueológicos hallados en Mitla, Oaxaca. Fue por ello que aunque Carmelita y sus hermanas decidieron hacer el recorrido cultural en camellos, el ex regente prefirió hacerlo en un asno. Él explicó que le parecía más seguro y práctico pues lo había hecho varias ocasiones durante su infancia y adolescencia en Oaxaca.

Las pocas imágenes que perduran de ese viaje, muestran a la familia Díaz como seres elegantes, resilientes, indestructibles. Ellas, con vestidos largos y blusas de cuello cerrado; él, con corbata y un traje oscuro que lo hacía ver más prominente de lo que su octogenario cuerpo reflejaba. 

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