“Hay una oscura región donde lo uno es todavía lo otro”
Remedios Varo
María de los Remedios Varo impactó al mundo por su fascinante manera de bocetar universos tan improbables como deseables. En su pintura, seres fantásticos, fantasmagóricos y alquimistas dialogan con su automatismo psíquico puro. Mundos mágicos cargados de un sutil halo de espiritualidad y misterio evocan por supuesto los sueños; escenarios intangibles donde todo es posible. El mismo Octavio Paz, quien fue un gran amigo de la pintora, escribió a propósito de su obra: “los cuadros de Remedios Varo sorprenden porque ella misma pintó sorprendida”.
La obra de la pintora, alquimista, matemática, astrónoma y ocultista, ha sido apreciada, analizada y retomada inclusive en el cine. Recientemente se halló una prueba de ello: un bellísimo cortometraje suyo que permaneció olvidado por algún tiempo, y el cual ahonda magistralmente algunas de las obras de Varo hechas entre 1913 y 1966. Dicho cortometraje fue grabado y dirigido por Jomi García Ascot un poeta, ensayista, cineasta, crítico de arte y dueño de la dedicación que ostenta el libro Cien Año de Soledad de Gabriel García Márquez.
Las latas de esta cinta se encontraban en la casa de Anna Alexandra Gruen, la última esposa de Walter Gruen, quien también estuvo casado con Remedios Varo. Dicho cortometraje se centra en la contemplación cíclica de algunos cuadros de la pintora (El agente doble, Música solar y Cazadora de astros), acompañadas por una pieza musical de Joaquín Gutiérrez Heras y por aforismos literarios tomados de autores como Plotino y Gustavo Adolfo Bécquer, leídos en voz de María Luisa Elío.
En filme dura tan solo 20 minutos pero el viaje por esta obra sin duda es hechizante.
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