La luna no se acercaba tanto desde 1948, y no volverá a hacerlo hasta el 2034.
Ver la luna es una de las actividades más reconfortantes que puede hacer un humano. Subir los ojos al cielo y pensar que de ese modo nos podemos conectar con todo lo que pasa en el universo. Con las estrellas incandescentes, con los hoyos negros y con esos planetas perdidos en la inmensidad. Todos esos pensamientos acerca de la verdadera grandeza de las cosas pueden empezar, cuando la luna aparece en el atardecer, y se adueña de nuestra mirada.
2016 ha sido un año en el que hemos tenido la oportunidad de contemplar a nuestro único satélite en distintas facetas. Lo hemos visto rojo en octubre, negro en septiembre, y ahora en noviembre podremos observarlo enorme. A este fenómeno se le conoce como Superluna, y la explicación más fácil para entenderlo tiene que ver con que el astro luminoso gira en torno a una órbita elíptica, no circular, que condiciona su cercanía o lejanía.
Se calcula que la distancia entre el mundo y su satélite es de aproximadamente 384, 400 kilómetros. Sin embargo, como se mencionó anteriormente, esto puede variar. Ocasionalmente, dentro del hermoso ritual de movimiento que tiene el universo, la luna a veces se aleja de nuestro planeta, a este fenómeno se le conoce como Apogeo y por el contrario, cuando está en su punto más cercano se le llama Perigeo o Superluna, eso sucede una vez que el satélite se instala a 48, 280 kilómetros del mundo.
Aunque, los fanáticos de la energía dicen que el satélite en su máximo puede tener efectos negativos en las personas, los científicos aseguran que la Superluna no trae consecuencias para el planeta, lo único es que las mareas aumentarán notablemente. Por lo demás, no hay pretextos para no encontrársela detrás de alguna casa, desde una ventana o hasta en una avenida. Una vez más, como lo ha hecho siempre aparecerá en el cielo y las personas interpretarán de mil modos su llegada, como en su época lo hacían los aztecas que la llamaban Metztli y la consideraban una deidad.
El Apogeo, es un fenómeno frecuente en el año. Sin embargo, lo que sucederá en el cielo de la Ciudad de México el 14 de noviembre, no sólo será una superluna, sino una coincidencia de esas raras que a veces entrega el universo, porque además de que el satélite pasará muy cerca, estará en su fase completa (es decir estará llena) y esto la hará verse mucho más grande y luminosa, 14% más grande de lo habitual. Cabe mencionar, que la luna no se acercaba tanto a la tierra desde 1948, y no volverá a hacerlo hasta el 25 de noviembre del 2034. Vale la pena subir la mirada.
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