Una casa entre tradicional y marciana, que desafía las reglas del posmodernismo.
Para muchos el Estilo Internacional, que es una de las propuestas con más fuerza dentro del movimiento moderno, deja en muchas ocasiones edificios estériles, que carecen de alma.
Gran parte de la crítica que se hace a este estilo, desde el punto de vista posmoderno, es la falta de sentido que esta arquitectura da al ser humano. Por dicha razón, esta corriente apuesta por rescatar el ornamento, el color e incluso el electicismo de geometrías diversas para tratar de dotar a quien las visita, de espacios memorables.
Agustín Hernández encontró dentro del postmodernismo una forma única de expresarse. Aportó en sus trabajos emociones y significados que no se logran apreciar en otras arquitecturas. Sus edificios, además de ser racionales y funcionales, indagan en un peculiar lenguaje escultórico.
En sus obras se pueden observar desde inspiraciones de ruinas prehispánicas, hasta avances tecnológicos. Sus trabajos resultan una especie de evolución conceptual que es una síntesis de la arquitectura en México. Poniendo atención al pasado, sin olvidarse del contexto actual pero con un ojo al futuro.
Dentro de sus obras más destacadas está la Casa del Aire, construida en 1991. Ubicada en Bosques de las Lomas, este edificio resalta tajantemente de su contexto. Dos imponentes muros que nacen de una loma de gran pendiente, son atravesados por un prisma romboidal que parece fugarse al infinito. La casa ronda entre lo brutalista y lo ultramoderno. Por un lado, la pesadez de los muros y la poca apertura hacia el exterior nos remontan a la tendencia brutalista. Por otro, la composición de la casa en cuanto a su forma, tiene un lenguaje sofisticado y vanguardista. que recuerda a las últimas décadas del Siglo XX.
El eje rector de la casa es un pasillo de 30 metros de largo, que distribuye a cada espacio interior. Las áreas comunes se encuentran al nivel de la calle, mientras que las recamaras se ubican en el piso inferior y superior. La solución estructural de la construcción permite que se tenga un piso libre, elemento característico del estilo internacional. Esto quiere decir que se disponen de espacios sin muros o columnas, permitiendo que se puedan hacer diferentes configuraciones espaciales sin complicaciones. Por otro lado, la sencillez volumétrica garantiza que se exploten las mejores vistas hacia la ciudad.
Por otro lado, la pureza de las formas geométricas como son el rombo, el círculo y el rectángulo dan claridad y orden a la casa. Esta utilización de recursos geométricos se pueden comparar con otras obras como las de Louis Kahn quien de igual forma busca expresividad en geometrías sencillas.
Independientemente de si guste o no, esta es una obra maestra por su alto nivel de complejidad e intrepidez por parte de Agustín Hernández. Una obra excepcional, cargada de misterio y dramatismo. Su lenguaje es como de nave espacial. Sin duda, la Casa en el Aire es un ejemplo más de la enorme creatividad que existe en la Arquitectura Mexicana.
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