Llevar a tus niños de preescolar a una escuela en una granja urbana podría estar más cerca de lo que crees.
Quizá si hubiese un adjetivo que calificara la manera en que los humanos hemos cambiado nuestra relación con el entorno, sobre todo por vivir en grandes ciudades, es la desconexión.
Crecemos sin recordar que durante milenios el gran maestro del humano fue la naturaleza. Quizá quisimos meter todo ese conocimiento en libros, aunque resulta que además de lo técnico, la naturaleza y el contacto con ella nos provee de sensaciones que nos hacen bien, incluso felices.
Está comprobado que el solo hecho de ver una fotografía de la naturaleza te relaja, o que las personas cuya oficina da a un espacio verde son más eficientes y contentas. Con estas muestras que va comprobando la neurociencia, está revalorándose el imprescindible lugar que en nuestras vidas ocupa la naturaleza.
Maqueta del proyecto Nursery Fields Forever
No es tan descabellado que en las ciudades se den los mayores índices de depresión. Somos naturaleza, necesitamos de la naturaleza, y es urgente que nuestra concepción del mundo vuleva a partir de ella: desde los ciclos astronómicos hasta las propiedades de una vegetal.
Ahora, en los años de preescolar se da nuestro primer tipo de educación fuera de casa, ¿y si en esta etapa la educación se basara en el contacto con la naturaleza? Muchos expertos creen que esto sería lo ideal.
Cada vez es más común que en las ciudades se incorporen espacios verdes, desde muros, azoteas, granjas urbanas pero ahora se suma una tendencia donde la ecuación básica está muy ligada al aprovechamiento de estos espacios.
Como ejemplo está el proyecto Nursery Fields Forever, el cual precisamente pugna por que los niños en edad preescolar aprendan lo básico en una granja urbana; no más salones cerrados. En esta propuesta la mayor parte de las clases se toman al aire libre y las materias de ciencias naturales on material prima de conocimiento.
Según Jonathan Lazar, uno de los arquitectos creadores de este proyecto:
La ausencia de contacto directo con la naturaleza ha tergiversado completamente la percepción de los niños sobre el mundo y es uno de los procesos más básicos.(…)Los ambientes urbanos, especialmente, oscurecen el proceso natural que es fundamental para entender el mundo que habitamos. Los niños a veces tienen asco por las cosas que vienen de la tierra. Tenemos que enseñarles que tener contacto es lo mejor que pueden hacer.
Conoce más sobre este proyecto, acá.
Imágenes/aut–aut.it
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