Te invitamos a caminar por una de las arterias más antiguas y largas de la Ciudad de México.
La calle República de Argentina es una de las más antiguas y largas de la Ciudad de México. Recorre los confines del Templo Mayor y llega hasta Iztapalapa. Tal vez por eso es hoy en día una de las arterias más representativas del Centro Histórico.
En la Colonia se llamaba la Calle del Reloj, porque ahí se encontraba ubicado el primer reloj público que hubo en la Ciudad de México. Según escritos de época el artefacto estaba hecho con correas y campanas, y servía principalmente para llamar a las personas que asistían a la Real Audiencia, un evento en el que el Virrey sostenía largas charlas con algunos de sus súbditos.
Para empezar con el recorrido, valdría la pena detenernos en la esquina con Donceles. Ahí se encuentra la emblemática Porrúa, una librería que en sus inicios se dedicaba a vender libros de ocasión, y que luego creció a tal punto que empezó a hacerse de las pequeñas casas de libros que habían por toda la Ciudad de México.
Unos pasos adelante, se encuentra el Salón España una de las diez cantinas más antiguas que hay en la CDMX. Lleva en pie por lo menos cien años y ofrece más de cien tipos de tequila para que los fanáticos del agave se deleiten. Además, en ese histórico lugar de tragos se puede contemplar un mural en el que se ve cómo era esta urbe lugar en la antigüedad.
Si seguimos la caminata, nos encontraremos con una esquina que reúne una serie de edificios coloniales que se conservan bastante bien: el antiguo Colegio de la San Idelfonso, la fachada de dos conventos, y demás inmuebles que en otra época eran usados como colegios. Resulta muy interesante imaginar como los muros enromes de todas estas construcciones, generaban una oscuridad tremenda y escalofríos a los incautos que pasaban por ahí en las noches de 1600.
Entre esos monumentos coloniales, está lo que era el Convento de Santa Catalina de Siena y su secreta iglesia, un templo hecho en el SXVII. Nada más uno se aproxima uno a este recinto religioso, y podrá apreciar la antigüedad de las piedras que viven en la fachada y una misteriosa frase escrita en latín que está en el umbral de la puerta.
Al entrar al inmueble, podemos descubrir algunos vestigios fascinantes que quedaron de la Nueva España. Los portones son originales, fueron puestos a inicios de 1600 y vale la pena admirarlos. Dentro, se encuentran los restos de las más de cien monjas que vivieron ahí, y la lápida de un obispo que seguro fue célebre en otro tiempo.
Imágenes: Benjamín Arredondo
Por si todo lo anterior fuera poco, esta calle es la sede de una de las leyendas citadinas más interesantes que hay en la capital mexicana. Cuentan algunos cronistas que donde está ahora el edificio de la SEP, vivió una hermosa mujer que tras una enorme decepción amorosa, decidió tapear puertas y ventanas, y recluirse para siempre en su casa, sin tener contacto con el exterior.
La calle República de Argentina continúa. Es tan grande que no acabaríamos de escribir sobre sus maravillas. Por lo pronto aquí dejamos unas ideas para que empecemos a descubrir algunos de sus tesoros.
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