¿Realmente existe una relación entre la ciudad y la felicidad de quienes la habitan?
Puede resultar complejo definir el concepto de felicidad humana. Pero para fines prácticos, se puede constatar que la felicidad es una emoción; un estado de ánimo en el que la satisfacción y el gozo son los sentimientos protagonistas del ser humano.
Si en algo coinciden las corrientes filosóficas de Occidente, es en que todos buscamos ser felices. La discordancia aparece cuando se intenta determinar cuáles son los alicientes que detonan esta felicidad. Hay quienes la relacionan con la autorrealización, como Aristóteles. Epicuro, por ejemplo, sugería que la felicidad se podía alcanzar solamente a través del placer. Por el contrario, la escuela estoica alegaba que la felicidad significaba ser autosuficiente.
Pese a que estas nociones son bastante acertadas, hoy por hoy, podemos decir que existen otros detonantes de la felicidad humana. Una postura alude a la ciudad como relevante potencia de la felicidad de quienes la habitan. ¿Por qué?
Según diversas encuestas que se realizan alrededor del mundo, los principales aspectos que hacen feliz a alguien tienen que ver con la salud, el amor y el dinero. Ciertamente, estos elementos constituyen el valor intrínseco de la felicidad, pero vale la pena analizar los demás elementos que figuran en las respuestas de los encuestados.
En otras palabras, las encuestas arrojaron que “vivir bien” era un motivo de felicidad, lo cual está relacionado con la calidad de vida de las ciudades. Es un hecho flagrante que la ciudad donde vivimos funge como un importante factor cuando de definir el estado de ánimo se trata.
Es ahí donde transcurren nuestros días, donde se desenvuelven nuestras relaciones interpersonales, donde disfrutamos de las cosas que nos gustan y donde experimentamos las dádivas de la vida. Es sólo natural pensar que vivir en una ciudad que nos mueva y nos encante es una razón para ser o no feliz.
Es así como la ciudad, y todo lo que la constituye, es un requisito inequívoco para alcanzar la felicidad. Factores como la cultura, el arte, la educación, el sistema político y la gente son imprescindibles para ser feliz en una ciudad. En pocas palabras, si la ciudad provee a sus habitantes con una buena calidad de vida, estarán haciéndolos más felices.
Lo cierto es, que es un poco complicado establecer qué caracteriza a una buena calidad de vida. Pero en términos generales, tiene que ver la oferta cultural, de entretenimiento y deportiva; la funcionalidad de servicios públicos, como el transporte o la salud; la seguridad; la educación; la situación climática; el carácter y personalidad de los habitantes; y la asequibilidad de las viviendas.
Con esto en mente, y teniendo a la Ciudad de México como ejemplo, podemos decir que la capital aporta tanto aspectos positivos como negativos. Habría que enfocarse a los positivos y en la medida de lo posible, tratar de moverlos a primer plano. Poner el foco en las buenas características de una ciudad como esta, podría hacer a sus habitantes mucho más felices. Y a ti, ¿qué tan feliz te hace tu ciudad?
Fuente: El País.
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