Angelical de nombre y de voz: la historia de Ángela Peralta

Sobre la interesante y tormentosa vida de Ángela Peralta…

 

Pocos músicos mexicanos han alcanzado el nivel de fama internacional que en su época logró la superdotada cantante, música y compositora Ángela Peralta. Su historia y su trabajo aún inspiran y enorgullecen a quienes los conocen, y su nombre adorna un sinfín de teatros y salas de conciertos en todo el país, incluido el hermoso Teatro al Aire Libre Ángela Peralta en Polanco.

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María de los Ángeles Manuela Tranquilina Cirila Efrena Peralta Castera nació en 1845 y desde muy pequeña amaba la poesía, tocaba el piano y cantaba de una manera impresionante. A pesar de haber nacido dentro de una familia humilde, su pasión y talento la llevaron a debutar en 1860, a los 15 años, con el papel de Eleonora en Il Trovadore de Guiseppe Verdi, que se presentó en el Teatro Nacional de la Ciudad de México.

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Al poco tiempo, la cantante que después habría de conocerse como “el ruiseñor mexicano”, comenzó una gran gira por Europa (acompañada de su padre) que habría de durar de 1862 a 1865, y que la llevó a presentarse en ciudades como Cádiz, Madrid, Milán, Roma, Turín, Florencia, Bolonia, Lisboa, Alejandría, Génova, Nápoles, San Petersburgo, Barcelona y El Cairo, entre muchas otras.

La fama de esta gran cantante y su gusto por la ópera le ganaron el sobrenombre “angelica di voce e di nome” (“angelical de voz y de nombre”) en Italia, e hicieron que en 1865, el entonces Emperador de México, Maximiliano I, la invitara a volver al país para dar un concierto en el Teatro Imperial. Así, Peralta se volvió la cantante preferida de la Emperatriz Carlota, quien la bautizó como la “cantarina de cámara del Imperio”. A partir de este momento, Peralta dio numerosos conciertos para el gobierno imperial, ganándose la enemistad de intelectuales y artistas de la época como el escritor Ignacio Manuel Altamirano.

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Ante la caída del régimen de Maximiliano, Ángela Peralta regresa a Europa y se casa con su primo hermano, que poco tiempo después y en medio de la agitada vida laboral de su mujer, tuvo que ser admitido en un hospital psiquiátrico en París, donde moriría un año después. Sobre la vida personal de la diva, también se sabe que ésta se enamoró del administrador de su compañía, una relación que le ganó juicios del público y la sociedad en más de una ocasión.

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De las varias épocas que Ángela pasó en Europa, ella volvió a México en 1877 para hacer una gira por el país. Mientras se presentaba en Mazatlán, la artista contrajo fiebre amarilla y murió en 1883 a los 38 años de edad.

La vida de Ángela Peralta fue, desde que ella era pequeña, una que se caracterizó por su trabajo y constancia. Fundadora de su propia compañía operística, su talento inspiró a muchos, como por ejemplo a Justo Sierra, quien le dedicaría un poema. Un recuerdo de mi patria, Nostalgia, Amor a México, Pensando en ti y Margarita son algunas de sus composiciones más conocidas del ruiseñor mexicano.

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La gran Ángela Peralta descansa hoy en la Rotonda de Personas Ilustres, pero su nombre embellece hasta el día de hoy diversos teatros y auditorios, que rinden homenaje a esta espectacular mujer mexicana.

 

 

 

 

 


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