Un periódico de la década de los 70 nombró a Rosarito como “la niña caníbal de Tacubaya”.
La CDMX es una ciudad rica en narraciones fantásticas. Algunas de ellas inclusive podrán sonar un poco surrealistas, como es el caso de la historia de Rosarito, la niña caníbal, un relato publicado en la Revista Insolente que tuvo gran recibimiento entre sus lectores.
Según este escrito, todo comenzó, de acuerdo a una nota del Periódico Capital publicada el 7 de septiembre de 1972, con el extravío de una niña de 8 años en plena hora pico en las inmediaciones del Metro Tacubaya.
Rosarito Sánchez Sierra viajaba en la línea 1 del Sistema de Transporte Colectivo Metro con dirección a la colonia Jardín Balbuena, donde su mamá trabajaba. Según datos, la niña se perdió entre la cantidad de gente que circulaba a diario en la estación del Metro Tacubaya.
El periódico Capital le dio seguimiento al caso de la infante, realizando posteriormente una crónica detallada de un policía involucrado en dicha investigación, y donde por cierto, se relacionaban reportes extraños sobre cuerpos mutilados. Lo que jamás pasó por la cabeza del policía, fue que la causante de estos incidentes era una niña, Rosarito, de tan solo 8 años. Dentro de estos reportes se narra que 3 testigos vieron a la niña caníbal matar a un indigente.
En una reconstrucción de los hechos, la niña caníbal narra con mucha tranquilidad y frialdad cómo se quedó atrapada al interior del Metro después de permanecer varias horas escondida al interior de uno de los túneles, encontrando a un vagabundo muerto por una caída. Al ver que las ratas mordían su carne, la niña caníbal aprovechó y desprendió completamente el pie para comérselo, y así poder sobrevivir las casi 3 semanas en las que estuvo desaparecida. A continuación un extracto de la declaratoria:
La víctima reportada por la policía Judicial presentaba mutilación y desprendimiento total del tobillo izquierdo. De acuerdo con la declaración de la niña Rosario Sánchez Sierra que con toda tranquilidad narró a los uniformados, ella se quedó atrapada al interior del metro después de permanecer varias horas escondida al interior de uno de los túneles, donde huyó tratando de evitar a la gente, a quienes creía culpables de que su madre la extraviara. Siendo bastante noche encontró en el mismo túnel a una vagabundo quien habiendo destapado una alcantarilla se infiltró en las instalaciones del Metro para pasar la noche, pero quien al calcular erróneamente la altura de fracturó gravemente el tobillo izquierdo. La víctima murió a consecuencia de sus heridas y de la falta de atención médica, y al mirar que las ratas mordisqueaban la carne fresca, la niña extrajo el pie del vagabundo que ya estaba escasamente unido al cuerpo debido a la fractura y a la intervención de los roedores.
Rosarito fue capturada el 22 de septiembre cerca de las inmediaciones de la estación del Metro Tacubaya por la Policía Judicial. No pisó la cárcel, debido al caso tan traumático que vivió ella y su familia, sin embargo, pasó toda su vida recluida en el Instituto Mexicano de Investigación Psiquiátrica. Siendo olvidada por los habitantes de la CDMX, la historia de Rosarito la niña caníbal, pasó desapercibida. Murió en su cama en el año 2010.
Aparentemente esta historia, tan escabrosa como impactante, es parte de una serie de narraciones semi-ficticias escritas por la Revista Insolente. Para más información visita su página web.
/Fotografía principal: expedia.mx
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