“Hojear la Guía Roji es como leer la biografía de la Ciudad de México” – David Lida.
Es un hecho flagrante que la mancha urbana se ha apoderado de esta metrópoli y sus sitios aledaños con mayor rapidez durante las últimas décadas. Lo que solía ser el Distrito Federal, ha proliferado hasta constituirse como una de las urbes más pobladas de toda la Tierra.
Alrededor de nuestra capital, existen más o menos 85,000 calles, las cuales cuentan con nomenclaturas de todo tipo. Y para llevar un registro actualizado de las nuevas vías que nacen, se fundó, en 1928, la famosa Guía Roji. Se trata de un negocio familiar, que sin duda cambió marcó una pauta inequívoca dentro del concepto de mapa y ubicación en México.
Hoy en día, los mapas están al acceso de todos. Es una fortuna que los teléfonos celulares inteligentes cuenten con esta opción. Pero lo cierto es, que esta posibilidad, a principios del siglo XX, era inimaginable. Por este motivo surgió la Guía Roji.
Durante el siglo XIX, una familia belga de apellido Roji emigró de Bélica a España, y luego a México. Joaquín Palacios Roji primero trabajó de sastre, pero su sueño siempre fue publicar un mapa de la Ciudad de México en forma de libro. Encontró la inspiración en uno que descubrió en Nueva York, y para 1928 se lanzó la primera guía de la capital mexicana. Entonces, solamente existían 3000 calles.
La primera edición no era realmente un mapa, más bien era una lista de las calles principales con consejos prácticos de cómo llegar de un lugar a otro y pormenores del tranvía. Pronto la guía fue evolucionando, al punto de llegar a vender más de 750,000 ejemplares al año, en forma de libro y CD.
El reto, sin duda, es la actualización de la guía. Cada año, un grupo de personas recorre la ciudad, con la guía anterior en la mano, para comparar las nomenclaturas de las nuevas calles y colonias. Un dato interesante es que estos nombres no siempre son oficiales, y son los vecinos quienes los bautizan. Por esto, los encargados de mapear la ciudad para la Guía Roji deben llevar a cabo una clase de censo con los habitantes de las colonias, para ver cuáles son los nombres que le han otorgado.
Los nombres y las fechas históricas son las nomenclaturas que más se repiten alrededor de esta ciudad. Después destacan los árboles, las flores, los ríos y los santos. Y entre las más extrañas sobresalen las bebidas embriagantes, los accesorios postales y los jugadores de futbol.
Uno pensaría que los mapas van de salida, pero la realidad es que esta guía trasciende la noción de mapa. La Guía Roji sigue en el mercado, y tiene planes para el futuro. Pero mientras esto sucede, conviene voltear a ver este invento con nostalgia y admiración, pues ciertamente fue una creación de suma importancia y relevancia en el mapeo de esta gran ciudad.
Fuente: Las llaves de la ciudad, un mosaico de México. David Lida.
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