Las cúpulas son esas cápsulas que albergan los secretos e historias de una ciudad.
Frívolamente, las cúpulas se definen como elementos de la arquitectura, que más allá de sus fines estéticos, en realidad sirven para cubrir ciertos espacios de una edificación. Una cúpula está compuesta de arcos semicirculares o parabólicos, que parten desde un punto central para lograr perfecta simetría.
El término se le atribuye a la palabra en italiano cupola, que realmente encuentra su origen etimológico en el griego kupellon, que significa “pequeña taza”. Y aunque este domo es relacionado con la época del Imperio romano, lo cierto es que sus antecedentes se remontan a Asia, de cuando los esquimales construían iglúes para refugiarse.
Durante la Edad Media, el Imperio bizantino fue quizá el que mejor supo perfeccionar la técnica de la cúpula, volviéndola un emblema de la arquitectura romana. Pronto la tendencia se extendió por Europa Occidental, y comenzó a ser adoptada por culturas como el islam y las iglesias ortodoxas rusas. Pero a nuestro país, no llegó este estilo hasta la época del virreinato.
Se dice que durante los años que transcurrieron entre el siglo XVII y XIV, fue la etapa en la que más se construyeron edificios con cúpulas alrededor de la capital mexicana. Sin embargo, la Ciudad de México colonial contaba con menos cúpulas que Puebla, por ser una ciudad muy propensa a las inundaciones.
Además de ser un símbolo propio de la arquitectura, muchos relacionan a las cúpulas como cápsulas simbólicas, donde se resguardan los secretos y las historias de una ciudad.
Sin duda las cúpulas que más abundan alrededor de la ciudad son pertenecientes a templos o conventos religiosos, y es que es un hecho flagrante que la arquitectura se convirtió en una característica intrínseca del cristianismo que arribó desde España. Pero también existen otros sitios en la CDMX que cuentan en su cima con hermosas cúpulas, y que responden a distintas técnicas y estilos. Aquí las más vistosas de la urbe:
Leave a Reply