Edificaciones, también, que poseen valor histórico, arqueológico y artístico.
Desde su aparición, el hombre ha construido, imaginado y erigido obras para recordar. El monumento mismo –por su vocablo en latín monumentum, o “recuerdo”– es un ejemplo claro y ciertamente de los más hermosos y representativos de cada sociedad.
Hoy en día, prácticamente cualquier obra escultórica encontrada en la vía pública puede tener el carácter de monumento, o significar actos históricos de importancia para ciertos núcleos. Edificaciones, también, que poseen valor histórico, arqueológico y artístico. Se destacan las arquitectónicas que están enclavadas en un núcleo urbano o aisladas en un medio rural, convirtiéndose en símbolos del lugar; y las estatuas, como obras escultóricas son elementos constantes en muchas culturas y sociedades, evocando principalmente dioses, personajes y conceptos. La Ciudad de México se ha caracterizado precisamente al ser una metrópoli que ubica cientos de estas obras escultóricas, hasta en sus más pequeños detalles.
Por ejemplo: grandes obras esculpidas en piedra, y erigidas hace miles de años, como es el caso de las pirámides, o inclusive de ciertas piedras talladas de forma bellísima, como la que honraba a Coatlicue, diosa de la Luna. Posterior, las iglesias cristianas con motivos barrocos hermosos; la arquitectura afrancesada que invadió la ciudad alguna tiempo ha dejado hermosas c casonas que hoy podrían considerarse monumento a la época, y cómo olvidar todas estas estatuas y columnas levantadas por toda la ciudad con motivos patriotas. Las esculturas y monumentos son testigos inertes del paso de la historia, dotando de identidad el paisaje y el espacio que ocupan.
Con el correr del tiempo, esta expresión se ha abierto hacia modelos con ideas cada vez más abstractas. En la CDMX se pueden ubicar muchas, pero quizá las más notables son aquellas precisamente exóticas, surreales, y con un notable sincretismo que a todas luces nos invitan a reflexionar sobre ellas.
Las obras de escultores y arquitectos que plasmaron sus sueños, temores y fantasías creando conceptos sólidos, extraños, exóticos y hasta cierto punto metafóricos, pero no menos universales, se pueden contemplar en cualquier punto de la CDMX, aquí te mostramos algunas de ellas:
El Nahual del Mono
Obra de la artista Leonora Carrington de nacionalidad inglesa, nacionalizada mexicana, fallecida en el 2011. Con influencia surrealista maneja perspectivas humanas con elementos fantásticos, extraña y mitológica escultura la podemos admirar en paseo de la reforma; de cuerpo humanoide sentado con un insecto gigante alado postrado en las manos, una atípica figura de gran belleza.
Ocho Conejo o “el chapulín”
Del autor Federico Silva. Esta pieza ejemplifica el trabajo por el que este mexicano se hizo famoso. Y es que Silva se integró al mundo de la escultura utilizando en sus obras principios cinéticos, por lo que la mayoría de sus obras son geométricas y a su vez abstractas. El Ocho Conejo, o como también le llaman: El Chapulín, fuer erigido con piedra volcánica en los años 80’s, como parte del sendero escultórico de la UNAM.
Sacrificios humanos, las representaciones de las deidades
El Instituto Mexicano del Seguro Social acoge fascinantes piezas escultóricas, en piedra y bronce, cautivadores murales multicolor y grandes vitrales, todas ellas únicas en el mundo. En el Centro Medico Nacional Siglo XXI, encontramos tallada en piedra esta bello monumento.
Capilla del pocito
Ubicado en la falda oriente del popular cerro del Tepeyac, dentro del complejo de la basílica de Guadalupe, fue construido en los años de 1977 a 1791. Diseñado por el arquitecto Francisco Guerrero y Torres. Edificado sobre un pozo de agua, de estilo barroco, cuenta la leyenda que sus aguas eran milagrosas.
Cocodrilo
Ubicada sobre Avenida Paseo de la Reforma, frente a conocido centro comercial, esta pieza surrealista evoca formas obscuras del reptil en forma de barca. Sobre él seis esculturas de reptiles con forma humana observan majestuosamente el bullicio citadinos. La obra es de Leonora Carrington.
La Muerte Presente
Escultura realizada también por el multifacético escultor Federico Silva, en el año de 1988. Se trata de una pieza abstracta, construida a base de concreto armado. La escultura puedes encontrara en el MUAC.
Banca Escultura “Ya no hay lugar”
La podemos encontrar a espaldas de la catedral, en la calle de Guatemala, es una banca con dorsos esculpidos de personajes fantasmales con capuchas, obra también de Carrington.
El Animal del Pedregal
Por encargo del arquitecto Luis barragán, el famoso Animal del Pedregal, del escultor Mathias Goeritz, es una de las primeras obras del autor, y la encuentras en la entrada del fraccionamiento Jardines del Pedregal. Es una figura amorfa de un animal rastrero, el cual no tiene distinción de especie.
Museo del Anahuacalli (Casa de la Energía)
Monumento artístico situado en el pueblo de San Pablo Tepetlapa en Coyoacán. Es museo poco común, construido con en estilo neo-indigenista. Aparte de contar con salas de exhibición de las culturas azteca y teotihuacana, el hermoso museo de Diego Rivera ofrece su sala aún más enigmática, “la casa de la energía”, construida con piedra volcánica de la misma zona y en forma de teocali.
Xochipilli
Ídolo prehispánico esculpido en piedra basáltica de autor desconocido. Fue encontrado en las faldas del volcán Popocatépetl, representa al dios de la música y a la deidad en estado de éxtasis, vestido con un pectoral sobre un brasero con plantas psicotrópicas que eran consideradas sagradas. Se le puede admirar en el Museo Nacional de Antropología e Historia.