Se trata del barrio que más cuenta con monumentos artísticos en el centro de la ciudad.
En la zona sur del Centro Histórico, se ubica uno de los barrios con más historia de la capital. Se trata del barrio de San Juan, un paraje que actualmente destaca por contar con varias edificaciones que se consideran monumentos artísticos, además de sus concurridos mercados y desde luego, el afamado Barrio Chino.
La creación de esta zona se remonta a la época prehispánica, de cuando los aztecas se asentaron en Moyotlan, que en náhuatl quiere decir “lugar de mosquitos”. Cabe mencionar, que este barrio era uno de los más importantes para México-Tenochtitlán, pues además de que era uno de los más poblados, contaba con el mercado más relevante de la capital.
Justo en el centro del hoy barrio de San Juan, nació una especie de plaza, donde los indígenas se abastecían de productos y alimentos. Tras la Conquista, el barrio vio la llegada de distintas capillas y parroquias. Muchos de estos nuevos inmuebles encontraban su devoción en Juan el Bautista, santo que le otorgó el topónimo a la zona.
Fue la orden franciscana la que se encargó de permear el barrio con varios templos. De igual forma, Hernán Cortés ordenó la construcción de diversas parroquias y hasta residencias e instituciones. Del siglo XVI, destacaron edificios como el Colegio de San Juan Letrán y el Hospital Real de Naturales San José.
Sin embargo, durante las primeras décadas del siglo XVII, una inundación sorprendió a los capitalinos. Lamentablemente, el barrio de San Juan fue uno de los que más sufrió en aquella época. Aunado a esta terrible tragedia, varias epidemias arrasaron con los habitantes de la zona.
Realmente fue hasta el siglo XIX que el barrio de San Juan comenzó a recuperare, gracias al nacimiento de un mercado que se inauguró en la plaza principal de la colonia. Este destino comercial abrió sus puertas en 1850 y se llamó Mercado de Iturbide.
Se trataba de una construcción bastante admirable para la época, pues contaba con varios aspectos innovadores. Por ejemplo, el arquitecto utilizó hierro para techar el patio principal. Asimismo, el mercado contaba con muy buena iluminación e inclusive ventilación. También tenía una protección especial en el techo, por las constantes lluvias que visitaban la Ciudad de México.
Para la década de los 50, el gobierno de la capital decidió construir mercados más modernos en la zona. De esta gran iniciativa, nacieron mercados como el de Jamaica, el de La Merced y algunos de La Lagunilla.
Pero además de sus mercados, el barrio de San Juan se caracteriza, naturalmente, por la festividad del santo que bautizó la zona. Cada 24 de junio se celebran grandes fiestas en los mercados, donde todos los vecinos se divierten a lo grande, pues recuerdan con nostalgia los hitos que le han dado identidad a su barrio.