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¿A qué alude la nomenclatura de las calles de la colonia Del Valle?

Acerca de los filántropos y académicos que han bautizado las calle que constituyen la colonia Del Valle…

 

La colonia Del Valle es, quizás, una de las zonas más privilegiadas cuando de ubicación se trata. Por sus entrañas cruzan las avenidas más importantes de la capital, y es que en los últimos años, la colonia ha aumentado demográficamente, lo cual la ha posicionado como uno de los mejores sitios para vivir en esta urbe.

Lo cierto es que se puede decir que el auge urbanístico de la colonia Del Valle es reciente. Es verdad que alrededor de sus calles se erigen edificaciones de carácter colonial, sin embargo, su desarrollo moderno sucedió hasta finales del siglo XX. Como verdaderamente se consolida como una zona muy céntrica, comenzaron a construirse diversos edificios, tanto residenciales como comerciales.

Hoy es conocida por ser uno de los barrios con mayor plusvalía en la Ciudad de México. Asimismo se jacta de ser la segunda colonia capitalina con la mejor calidad de vida y el mayor PIB per cápita de la metrópoli. Sin duda su trazo es uno de los más idóneos, pues en él convergen parques, torres de departamentos, corporativos, restaurantes y plazas.

Aquellos que la habitan o visitan con frecuencia sabrán que las nomenclaturas de sus calles, casi todas, son nombres propios. Es fácil recordar que en Polanco abundan los nombres de importantes pensadores, en la Roma los estados de la República, en la Cuauhtémoc los ríos más importantes del mundo y en la Nápoles ciudades de Estados Unidos. Pero… ¿sabías que las calles de la colonia Del Valle fungen como homenaje a los filántropos y académicos más importantes de México? Aquí un breve repaso por las personas que han bautizado los caminos más transitados del barrio:

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Bartolache: En honor a José Ignacio Bartolache, un químico oriundo de Guanajuato que llegó a la Ciudad de México para estudiar en el Colegio de San Ildefonso en el siglo XVIII. Escribió Lecciones de Matemáticas e Instrucción para la cura de la viruela. A él se le adjudica el primer periódico de ciencias médicas del continente americano.

 

Mier y Pesado: Estos son los apellidos de Don Antonio (Mier) y su esposa Isabel (Pesado). Se les conoce como filántropos, pues donaron parte de su gran fortuna para obras de beneficencia, como la Fundación Mier y Pesado, en lo que solía ser su hogar en Tacubaya.

 

José María Rico: Donó sus bienes para crear dos escuelas primarias para niños de escasos recursos en el siglo XIX.

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Concepción Beístegui: Esta mujer dejó establecido en su testamento que todos sus bienes fueran vendidos para los desamparados. Así, en algunos de sus inmuebles se construyeron fundaciones y asilos que hasta la fecha siguen brindando ayuda.

 

José Linares: Fue gobernador de Querétaro durante el siglo XIX, y cuando murió ordenó que sus bienes se donaran a beneficencia pública. Hoy existen asilos y albergues para personas de bajos recursos gracias a sus donaciones.

 

Heriberto Frías: Fue militar y cónsul, pero actualmente se le recuerda como un periodista que ayudó durante la planeación de la Revolución Mexicana.

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Jesús Urquiaga: Donó sus bienes para fundar el Colegio de Nuestra Señora del Carmen y el del Señor San José. En estos lugares, se les brindaba alimentos y vivienda a niñas que no contaban con recursos.

 

Elena Arizmendi Mejía: Filántropa que fundó la Cruz Blanca Neutral en la capital.

 

María de la Luz Bringas: Filántropa poblana que peleó por la herencia de su familia para ayudar a niños y ancianos necesitados de la Ciudad de México.

 

González de Cossío: Legó sus bienes para que éstos fueran donados para obras de beneficencia, tales como asilos y fundaciones en la ciudad de Querétaro.

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