Un autor autodidacta, que con sus letras ha logrado cautivar a miles de mexicanos…
Zapotlán el Grande (hoy conocida como Ciudad Guzmán) fue la tierra que vio nacer a Juan José Arreola Zúñiga, un 21 de septiembre de 1918. Con 13 hermanos, la Guerra Cristera y una primaria trunca, aquel niño se vio obligado a trabajar. Comenzó como encuadernador, y más tarde empezó a laborar en una imprenta. Fue este mundo lleno de letras lo que lo hizo enamorarse de la literatura. Para los 15 años, Juan José ya leía autores como Dante y Whitman.
Pronto viajaría a la Ciudad de México, para ingresar a la Escuela Teatral de Bellas Artes. Cabe mencionar, que para pagar sus clases, Arreola fue actor de radionovelas en XEQ. También empezó a escribir cuentos, como Sueño de Navidad e Hizo el bien mientras vivió. Escribía, asimismo, textos periodísticos, pues trabajaba como jefe de circulación en un periódico. El Fondo de Cultura Económica, el Colegio de México y la Casa del Lago son algunas de las instituciones que vieron la llegada del gran Juan José Arreola.
En cuanto a su estilo narrativo, se puede decir que Arreola logra una perfecta yuxtaposición de géneros en sus escritos. Sus cuentos son también poesía, y a su vez, ésta es de igual manera un ensayo. En ocasiones irónicos y aterradores, otras veces románticos y existencialistas, sus textos fraguaron para siempre la historia literaria de México. Aquí algunas de sus frases más fascinantes:
“El afán de grandeza y el orgullo han extraviado al hombre”.
“El ajedrez es la forma de conformarse del hombre para saciar su sed, su nostalgia de infinito, conformarse en hacer la guerra allí en un espacio limitado pero al mismo tiempo capaz de alojar al infinito. ¿Cuál es el infinito? Las infinitas complicaciones que crean entre sí las piezas del ajedrez”.
“Los abismos atraen. Yo vivo a la orilla de tu alma. Inclinado hacia ti, sondeo tus pensamientos, indago el germen de tus actos”.
“Una última confesión melancólica. No he tenido tiempo de ejercer la literatura. Pero he dedicado todas las horas posibles para amarla”.
“El espectáculo se inicia cuando la hembra percibe un número suficiente de candidatos. Uno a uno saltamos sobre ella”.
“¿Qué otra cosa es el hombre sino memoria de sí mismo?”
“El hombre se realiza como homo faber al trabajar con sus manos; el error es que ahora todos queremos ser homo sapiens”.
“El ajedrez se trata de un duelo de un hombre contra otro, donde lo que es la personalidad del hombre queda comprometida. Cada jugador lucha contra su enemigo interior que es su torpeza o sus hallazgos”.
“El hombre que se va de este mundo sin saber quién es ni dónde estuvo, es como un tonto en vísperas”.
“El maestro debe ser simplemente un vaso comunicante y un medio de transporte que no enturbie la luz que trata de transmitir”.
“Todos los hombres han vivido la historia del mundo, pero me siento obligado a hacer mi traducción del ser, mi propia versión”.
“Una vez cumplidas las necesidades naturales, el hombre siente una especie de vacío que trata de colmar: De allí el origen de todas las diversiones, desde el simple juego hasta los más egregios frutos de la cultura”.
“El problema del arte consiste en untar el espíritu a la materia, en tratar de detenerlo”.
“El hombre tiene una nostalgia de la creación, no se conforma con vivir sino que también necesita crear”.
“Después de todo un sapo es puro corazón”.
“Con fecha de hoy retiro de tu vida mis tropas de ocupación. Me desentiendo de todos los invasores en cuerpo y alma”.
“Cuando queda tiempo para aburrirse, yo procuro aburrirme, porque el aburrimiento es una forma de descanso”.
“La mujer que amé se ha convertido en fantasma. Yo soy el lugar de sus apariciones”.
“Tengo miedo de caer, de mirarme en el espejo. Pero a lo que más temo es al invierno de la memoria”.
“Desconfío de casi toda la literatura contemporánea. Vivo rodeado por sombras clásicas y benévolas que protegen mi sueño de escritor”.