El mexicano fue parte de las más de 1400 víctimas del desastre del trasatlántico.
Manuel Uruchurtu Ramírez nació el 27 de junio de 1872 en Hermosillo, Sonora. Viniendo de una familia acaudalada tuvo la oportunidad de viajar a la Ciudad de México y estudiar Derecho. Luego de terminar su carrera se estableció en la capital, junto a su familia: Gertrudis Caraza y Landero y sus siete hijos.
Siempre se encontró bien establecido en su carrera política, que fue desde ser un diputado ligado a Porfirio Díaz, hasta formar parte de la comisión que peleó el terreno conocido como el Chamizal, que era parte de México y que Estados Unidos reclamaba como suyo. Asimismo, fue amigo del vicepresidente de Porfirio, Ramón Corral.
Para 1911, Díaz es exiliado junto a otros funcionarios que eran de su gobierno, entre ellos Corral. Luego de esto, la situación de Manuel fue delicada debido a la clasificación de “catrina”: personas adineradas relacionadas al antiguo régimen. A mediados de 1912, Manuel decide viajar a Francia, lugar donde se había exiliado Ramón, para visitarlo durante unos días e informarle de la situación del país.
Ya listo para regresar a México, con un boleto para el barco France que saldría de Cherburgo y encallaría en Veracruz, Guillermo Obregón –yerno de Corral– le hace una oferta: Obregón necesitaba un viaje directo y llegar lo más rápido al país, a cambio él le ofrecía un boleto de primera clase para el barco más grande de la época en donde Uruchurtu disfrutaría de toda la primera clase: el Titanic.
Luego viene la historia que todo mundo sabe: un iceberg provocaría un accidente en donde perderían la vida más de 1400 personas y sobrevivirían alrededor de 700, gracias a la ayuda del Carpathia, otro trasatlántico que estaba por la zona. Días después el hermano de Manuel, Remigio Uruchurtu, recibiría un telegrama de la empresa White Star Line en donde se leía: “Hasta ahora no se ha encontrado el cuerpo de Manuel Uruchurtu”.
Por otro lado hay una historia que su bisnieto Antonio Uruchurtu ha defendido ante todo. Debido al boleto que tenía en primera clase se le asignó una balsa para salvarse. A lo lejos Manuel vio cómo una mujer con un bebé en brazos, discutía con los oficiales que no la dejaban subir debido a su boleto de segunda clase. Aquella mujer era a Elizabeth Ramell, a quien Manuel la tomó de la mano y le cedió su lugar con la única condición de que fuera a ver a su esposa y le contara de cómo había decidido morir.
Este acto le dio el mote de “El caballero del Titanic”, sin embargo, hay gente que no lo acepta del todo debido a la falta de pruebas concisas. Eso no quita que desde 2012 esté en el Senado de la Republica la petición para reconocerlo como tal. Lo único claro es su presencia en el desastre trasatlántico más famoso del mundo con un respaldo de 36 documentos que acreditan su estancia en el viaje, así como la ausencia de su cuerpo que se perdió junto a cientos de otros desafortunados como él.
Autor: Alejandro Nájera.