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Las Gardenias de Tepito: futbol desde el barrio

El equipo formado por Doña Bárbara tiene más de 50 años invictos promoviendo igualdad y fraternidad.

 

En las inmediaciones de las calles Caridad y Toltecas se encuentra la Iglesia San Francisco de Asís, el santo del denominado Barrio Bravo. Ahí, cuentan los cronistas, había un pequeño templo prehispánico, que se llamaba Teocaltepiton y quiere decir “templo pequeño”, de ahí el nombre de Tepito. Otros apuestan a que el nombre sólo viene de Tepiton, que en náhuatl significa “pequeño”.

Ya consumada la Conquista y derrumbado el pequeño templo, aproximadamente en 1680 empezó la construcción de la Iglesia de San Francisco Tepitl (o “el Chiquito”). Para 1734 quedó terminada y con el tiempo inició la veneración –desde hace 283 años– al actual santo, que tiene su fiesta el cuarto día de octubre.

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El festejo es el más importante y grande del famoso Tepito e incluye a todos. Una misa barrial, descuentos en la mayoría de los puestos, castillos de cuetes, la tradicional feria, centenas de puestos de comida y eventos deportivos que van desde lucha libre, exhibiciones de de box y partidos de futbol se lleva a cabo en la cancha que palpita en el corazón del barrio: El Maracaná, que se encuentra a unos pasos de la Iglesia de San Francisco de Asís.

Ahí es donde al final de la noche, cerca de 3 mil personas van a ver el clásico de la zona. Las Gardenias, que con maquillaje emperifollado, uñas pintadas y uniformes rimbombantes, hacen acto de presencia disputando el juego contra el Ebraye, que año tras año ha intentado ganar –sin lograr conseguirlo– teniendo así una tradición de medio.

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La finalidad del partido es ser la máxima expresión de respeto y tolerancia a la gente del barrio y las tradiciones con las que han crecido, ya que el equipo que fundó Doña Bárbara fue con ese objetivo: reunir y promover una escuadra conformada por un sector social marginado como lo eran los homosexuales, transexuales y travestis que en su mayoría trabajaban (y  siguen trabajando) en estéticas.

Sin importar la mala fama del barrio, este partido es una muestra de inclusión y unidad entre ellos. Terminado el partido, las chicas –ellas o ellos, no les importa como las denominen– son tratadas como celebridades, en donde los asistentes desean un autógrafo, tomarse fotos y hasta seguir jugando ya pasados los 90 minutos, todo con el fin de que la gente pase un buen rato con Las Gardenias, símbolo de igualdad y respetadas por todos en Tepito.

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Autor: Alejandro Nájera.