El mexicano tuvo la oportunidad de regresar a su país, pero prefirió pelear junto a sus amigos…
Marcelino Serna nació en 1896, en un campamento minero de la Hacienda Robinson, ubicada en los extremos de Chihuahua. Debido a que venía de una familia muy pobre en 1915, el joven decidió cruzar desde Ciudad Juárez la frontera y pronto llegó Texas en donde buscó trabajo sin suerte ya que no hablaba el idioma y eso provocó que durmiera un tiempo en la calle, hasta que un día logró entrar al Sistema Ferroviario Atcheson, Topeka y Santa Fe como personal de mantenimiento .
Más tarde en 1917, Marcelino se desempeñó como trabajador del campo recogiendo remolacha azucarera en Denver. Desafortunadamente, un dia los funcionarios federales fueron a detenerlo para regresarlo a su país natal. Para que no lo deportaran el mexicano se ofreció como voluntario en el Ejercito de los Estados Unidos, donde, sin importar su nacionalidad fue aceptado debido a la grave situación mundial, y luego de tres semanas de entrenamiento en un campamento de Kansas el mexicano fue designado a la 89ª división de Infantería de la Compañía B y se fue a luchar a Europa.
En algún punto se dieron cuenta que no era ciudadano estadounidense y le ofrecieron volver, pero Marcelino prefirió quedarse. En septiembre de 1918, cuando se desarrolló la batalla de Saint-Mihiel, su unidad fue atacada por una metralleta dejando a doce de sus compañerossin vida, lo que le provocó un coraje inmenso y le dio el valor de explorar a solas el terreno. Sigilosamente avanzó hasta que estuvo y cuando estuvo a una distancia prudente y arrojó cuatro granadas qie instantaniamente matarpn a seis soldados y le permitieron tomar a otros ocho como rehenes.
Luego de medio mes, en la ofensiva de Meuse-Argonne, Serna se ofreció a seguir los pasos de un francotirador alemán y así averiguar la posición de los enemigos. Ya en la trinchera enemiga, armado con un rifle, una pistola y unas cuantas granadas el mexicnano los atacó mientras cambiaba continuamente de ubicación: los alemanes llegaron a pensar que combatían contra un pelotón, porque ya había veintiséis soldados muertos, de igual manera tomó a veinticuatro personas como rehenes, a quienes defendió de los soldados estadounidenses que querían ejecutarlos, argumentando que “eso va en contra de las reglas de la guerra”.
A cuatro días de que acabará la guerra, un 7 de noviembre de 1918, Serna quedó herido en la piernas por fuego enemigo dejándolo inhabilitado para seguir. En mayo de 1919 lo dieron de alta del Ejercito y Marcelino regresó a Texas, en donde trabajó como intendente, chofer de camión, empleado civil y fontanero.
Por su buen desempeño fue galardonado con la Cruz de Servicio Distinguido, dos Croix de Guerre francés con palmas, una medalla francesa St. Mihiel, una medalla francesa Verdun, una medalla de la victoria con cinco estrellas, una medalla de la victoria con tres barras de campaña y dos corazones púrpuras, convirtiéndolo en el soldado más condecorado de Texas.
En 1922 se casó con Simona Jiménez, con quien tuvo seis hijos y dos años mñas tarde al fin le concedieron la nacionalidad estadounidense. Tras una vida tranquila nuestro hérue mexicano murió en 1992 en su casa sin haber recibido la Medalla de Honor del Congreso, máxima precea de los veteranos, ya que nunca habló bien el inglés.
Sin embargo, desde 1993 políticos de Texas han peleado para que se le otorgue póstumamente, pero los juicios raciales han impedido dicha acción, menospreciando a un indocumentado que dio la vida por un país que no era el suyo.
Autor: Alejandro Nájera.