Un lugar sagrado cuyas ruinas hablan de una de las civilizaciones más fascinantes de Mesoamérica.
En náhuatl, Teotihuacán quiere decir “lugar donde los hombres se convierten en dioses”. Se trata de un topónimo cuyo origen se le atribuye a los mexicas, quienes se hallaron la ciudad en ruinas la primera vez que la vieron. Se cree que fue una de las ciudades prehispánicas más relevantes de Mesoamérica, pues pese a que se desconoce mucha información acerca de sus habitantes, las pirámides que la caracterizan dan fe de la importancia de esta sociedad.
Los vestigios se encuentran al noroeste del Valle de México, a casi 80 kilómetros de la capital. Declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, esta zona recibe diario a miles de visitantes provenientes de todo el mundo. Y es que verdaderamente se constituye como un sitio ancestral y sagrado, que todavía hoy sigue congregando a personas que comparten ideologías milenarias acerca de la energía y los solsticios.
La Pirámide del Sol y de la Luna también ven la llegada de los no esotéricos, asistentes que se embelesan con las ruinas de una ciudad que solía contar con una población de casi 200,000 personas hacia el siglo VII. Hoy por hoy, Teotihuacán se posiciona como una de las zonas arqueológicas más importantes del país. Por fortuna, la tecnología de las excavaciones nos acerca cada vez más a nuevas ruinas y rastros, que nos permiten comprender mejor el impacto que esta civilización tuvo en la época precolombina. Aquí algunas imágenes que dan fe de la riqueza que se desdobla alrededor de todo este hermoso sitio: