El hospital, que cuenta con casi cinco siglos de existencia, sigue funcionando en el Centro Histórico.
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Tenochtitlán fue fundada en 1325, lo cual la hace hoy, la ciudad más antigua aún habitada de toda América. Tras la Conquista, hacia el siglo XVI, este lugar adoptó el nombre de la Nueva España, y con él, un nuevo semblante al estilo español. De las diversas edificaciones que Hernán Cortés mandó construir, destaca un hospital en especial, conocido actualmente como el Hospital de Jesús.
Se ubica en el punto donde se hallan las calles de Pino Suárez y República de El Salvador, que por cierto, es el sitio donde Hernán Cortés y Moctezuma se encontraron por primera vez en 1519.
Dicha institución fue erigida para atender a los soldados españoles heridos durante la lucha contra el pueblo mexica. En aquella época, se llamaba Hospital de la Purísima Concepción, y corría a cargo de la dirección del fray Bartolomé de Olmedo. Cabe mencionar, que comenzó con operaciones desde 1524, sin embargo, la construcción no terminó hasta como dentro de un siglo.
Pedro Vázquez fue el responsable del diseño del inmueble, un hospital que Hernán Cortés jamás pudo ver terminado, pues murió en 1547 antes de su culminación. Durante aproximadamente 130 años, los más reconocidos arquitectos e ingenieros de la Nueva España participaron en el proyecto. Los nombres que figuran en la lista son Claudio de Arciniega, Sebastián Zamorano, Miguel Custodio Durán, Diego de Aguilera, Pedro de Arrieta, Francisco Antonio Guerrero y Torres, Antonio de Calderón Benavides y Alonso Pérez de Castañeda.
Por fortuna, antes de morir, Cortés no dudó en hacer del hospital una institución laica. Es por este motivo, que siglos después el hospital no ha desaparecido como lo es caso de otros que fueron demolidos ante las leyes de Reforma.
Otro aspecto que peleó el conquistador en su testamento, fue ordenar que el gobierno de la Nueva España mantuviera el hospital. Cabe mencionar, que todavía luego de la Independencia de México, la familia del español asumió la responsabilidad y se dio a la tarea de solucionar cualquier tipo de gasto.
Como era costumbre de la época, el hospital contaba con un templo aledaño. Todo el conjunto, en el periodo colonial, era popularmente conocido como el Hospital del Marqués. Pero pronto dejó este topónimo, cuando ganó en una rifa de hospitales la imagen de un Cristo crucificado. Dicha pintura era considerada milagrosa entre los pobladores, razón que resultó suficiente para rebautizar al lugar como el Hospital de Jesús.
Hay que mencionar que el templo es conocido por una anécdota insólita. Del lado izquierdo del altar, hay una placa cuya leyenda constata que allí se encuentran los restos de Hernán Cortés. Y lo cierto es que, al menos hasta el siglo XX, así yacían. Pero después de una exhumación, no se sabe si regresaron a ese espacio.
Cabe aclarar, que tanto el templo como el hospital se mantuvieron incólumes hasta 1934, cuando se tuvo que ampliar la avenida 20 de Noviembre y el Hospital de Jesús abandonó su estética colonial. Lo bueno es que todavía se conservan los patios originales, una escalera antigua y hasta el retrato más famoso de Cortés. Cualquiera que quiera visitarlo puede hacerlo, pues recorrer sus rincones es como dar un salto al pasado de nuestra capital.