Un voluntario que vino a la capital a dar una mano tras el sismo…
Una de las pocas cosas positivas que tuvo el devastador sismo que agitó a la capital el pasado 19 de septiembre, fueron los miles de voluntarios que ese día salieron a la calle para ofrecer lo que tenían. Héroes anónimos que crecieron ante la tragedia y ayudaron a aminorar el dolor de ver inmuebles caídos.
Algunos de estos rescatistas espontáneos surgieron de entre los miles de ciudadanos mexicanos que, transportaban víveres o daban sus manos y su fuerza para remover escombros. Durante algunos días estos grandiosos individuos hicieron equipo con los miembros de la Marina Nacional y sus ya famosos perros de rescate.
Pero además de los mexicanos, entre los rescatistas había una serie de grupos internacionales que llegaron a la capital, un par de días después del sismo, a prestar sus instrumentos y conocimientos para salvar vidas. Tal es el caso de la brigada japonesa, la chilena, la ecuatoriana, la salvadoreña, la israelí por sólo mencionar algunas.
Estos especialistas en sismos internacionales pronto se conmovieron con la fraternidad que había en las calles de la capital. Era para ellos muy extraño ver tanto compañerismo en la tragedia. Algunos incluso comentaron en una entrevista:
“Lo impresionante de México, es que aquí la gente no dona lo que le sobra, sino lo que tiene”
Pero de entre todas esas historias heroicas que se acumularon con los días, destaca la de Paul Fitz, un bombero que viajó desde su Inglaterra con recursos propios para integrarse a las labores de rescate. Desde su llegada, Fitz se unió a actividades de voluntariado y recolección de escombros principalmente.
Después de haber pasado unos días en la capital y ver la cooperación y la organización que había en los lugares derrumbados, Paul Fitz se enamoró del país y su gente. En una entrevista declaró: “la amabilidad demostrada por los mexicanos no solamente me hizo amar el país, sino que restauró mi fe en la humanidad”. También comentó que tras lo vivido, podía decir con seguridad que se consideraba mexicano, claro que había nacido en Inglaterra pero “un mexicano nace donde sea”.
Hace un par de días, Fitz volvió a su país sin dejar su altruismo a un lado, ya que ahora está organizando una recaudación de fondos para los damnificados mexicanos allá en Europa.