El arco que adornaba la casa era el símbolo que daba la bienvenida a la colonia…
Hacia el siglo XIX, las colonias del poniente y centro de la Ciudad de México destacaban por contar con edificaciones sumamente grandes y suntuosas. Las familias acaudaladas no escatimaban en cuanto a la elegancia de sus hogares se refería, y es que se daban el lujo de contar con segundas casas que fungieran como lugares de descanso.
Tal es el caso de la famosa Casa de la Familia Mier, un enorme terreno que durante la segunda mitad del siglo XIX se volvió en un ícono arquitectónico en Tacubaya. De hecho, era ésta la que marcaba el inicio de la emblemática colonia citadina.
Antonio de Mier y Celis fue hijo de Mariana de Celis y de Gregorio de Mier y Terán. Fue acreedor a una profusa herencia que lo llevó a formar varias empresas y participar en asuntos diplomáticos. Se habla de que Mier fue uno de los hombres más ricos de México durante la época porfiriana.
En 1868 se casó con Isabel Pesado, hija del político y poeta José Joaquín Pesado. Poco después de contraer nupcias, la pareja compró una casa de descanso en Tacubaya, que se ubicaba en lo que llamaban “el triángulo”, un terreno que estaba repleto de árboles y construcciones.
Estaba delimitada por lo que hoy es la Avenida Revolución y la Avenida Jalisco. Por años, la casa marcó el acceso de la Villa de Tacubaya para los que arribaban del tranvía que partía desde el Zócalo. La propiedad de Mier llamaba la atención por su extensión, al grado de haber sido comparada con la Alameda Central. En los parajes que la constituían, se desdoblaban jardines, capillas, pabellones y hasta un lago.
Pero lo que hasta hoy se recuerda con admiración es, sin duda, la casa que la familia habitaba. A partir de 1869 inició la remodelación más relevante de la construcción. Los edificios se mejoraron, y se levantó un portal como fachada principal del lugar. Se trataba de un arco inconfundible, que corrió a cargo del arquitecto Ramón Agea, quien se inspiró en la estética romana para realizar su obra.
Los vecinos, e incluso los capitalinos que visitaban la zona, quedaban maravillados con la ostentosidad de la Casa Mier. Comenzaron a llamarle a su entrada “el arco triunfal”, y con el paso de las décadas, éste se convirtió en referencia de Tacubaya, pues aparecía en todas las imágenes que promocionaban de la colonia.
Los grandes jardines también eran obras distinguidas, pues estaban adornados con fuentes, canales, oratorios y estatuas. Existen evidencias fotográficas que confirman la existencia de un lago navegable dentro de la propiedad.
Tras la muerte de don Antonio en 1899 en París, diversos arquitectos realizaron intervenciones en su casa. A principios del siglo XX, la propiedad fue convirtiéndose en un edificio de usos mixtos, es decir, departamentos y casas que se pusieron en renta. Los años siguientes, el estilo de la Casa Mier se desvaneció. Se demolió la grande vivienda y se erigió el afamado Edificio Ermita alrededor de 1929.
El inmueble se acabó de construir en 1935, llamó la atención por su estructura de acero y su estilo que respondía a la corriente del art decó. Este edificio de ocho niveles todavía se erige en la esquina más conocida de Tacubaya, y pese a que es completamente distinta a la Casa de la Familia Mier, sirve como recordatorio de la increíble arquitectura que solía adornar ese sitio.
Fuente e imágenes: Grandes casas de México.