El emperador conoció a la joven en su casa de descanso en Cuernavaca.
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El Jardín Borda fue una mansión de verano en Cuernavaca repleta de preciosos jardines, que fue mandada a construir por el minero de Taxco, José de la Borda a mediados del siglo XVIII. Por ser un empedernido de la botánica, ordenó que el lugar estuviera envuelto en diversas especies de plantas, además de terrazas, fuentes y albercas que le añadieran un toque especial y agradable a la residencia. Más tarde, la casa se convirtió en hotel, y alojó a distintos personajes que olvidaron en él libros y objetos valiosos que le otorgaron fama al lugar. Lo cierto es que la construcción nunca perdió su atractivo. Es por esto que en 1865, después de un viaje que los emperadores Maximiliano de Habsburgo y Carlota Amalia realizaron a Yucatán, escogieron este inmueble como su residencia de verano. La pareja real utilizaba esta casa como sede de sus reuniones de gala, pues los amplios y bellos jardines fungían perfecto como escenario a sus ostentosos banquetes y conciertos. Un día, el emperador conoció en la casa a una bonita joven de nombre Concepción Sedano. Las crónicas, que también conocen a la mujer como Margarita Leguizamo Sedano, era una indígena hija del jardinero que se daba a la tarea de cuidar las numerosas plantas que adornaban la casa de descanso. Es sabido que la relación entre Maximiliano y Carlota era conflictiva, por eso se habla de que el emperador fue infiel numerosas veces. Sin embargo, poco se conoce de la adolescente de 17 años que cautivó al austriaco entre los rincones de una casa en Cuernavaca. Cuando se conocieron, Maximiliano comenzó a realizar viajes hacia su casa de descanso solo. Cuentan los libros de historia que partía a las tres de la madrugada desde la Ciudad de México, para poder llegar alrededor de las 11 de la mañana al Jardín Borda, también conocido El Olindo. Se trataba de un viaje que hacía en carreta, con el objetivo de encontrarse con su amante y compartir con ella conversaciones, botellas de vino y amor fugaz. De hecho, hay un texto donde Maximiliano describió a la joven: “Una joven india inocente que me testimonia un afecto ingenuo que me es muy dulce”. Y es que se cree que la adolescente era muy atractiva, pues en los poblados aledaños le llamaban “la india bonita”. Actualmente, existe un restaurante en Cuernavaca que lleva este nombre, y aunque muchos podrán pensar que es simplemente una frase que alude a nuestro pasado prehispánico, es en realidad un recordatorio de este pedazo de historia que en ocasiones suele pasar inadvertido entre las clases de historia. Quizás porque la hija del jardinero se embarazó del emperador, un niño que llevó el nombre de Julián Sedano. Carlota, la emperatriz, se enteró del suceso, y se encargó de que el embarazo permaneciera en secreto. Pese a que en aquella época fue así, hoy existen narraciones que cuentan este episodio tan poco conocido en la vida de Maximiliano, y por qué no, en la historia de México.