Los rincones de este palacio cuentan historias de cuando era la casa de los condes de Santiago de Calimaya.
El Museo de la Ciudad de México es un recinto cultural que se ubica en la avenida Pino Suárez, una de las calles más concurridas y emblemáticas del Centro Histórico. Se trata de un inmueble que por su belleza e historia es conocido como palacio. Y es que la historia de esta edificación se remonta a 1527, año en que arribó a la Nueva España el licenciado Juan Gutiérrez Altamirano desde Cuba para asumir el puesto de corregidor de Texcoco.
Años más tarde, el hijo de Juan Gutiérrez Altamirano, llamado Fernando, contrajo matrimonio con una de las nietas del virrey Luis de Velasco. Por este motivo, en 1616, Fernando Altamirano y Velasco recibió el título de conde de Santiago de Calimaya por Felipe III de España.
Por ser una familia noble, los Altamirano Velasco mandaron construir una ostentosa residencia hacia el siglo XVII. Esta es la construcción que hoy se desdobla en el número 30 de Pino Suárez.
Si bien la arquitectura de este palacio es virreinal, también cuenta con otros detalles que hacen pensar que la casa tuvo remodelaciones a lo largo de los años. El primero es una cabeza de serpiente que se asoma en una de las esquinas del inmueble. Se cree que durante la construcción del palacio, se encontró este vestigio prehispánico y se optó por dejarlo como adorno alusivo.
También cuenta con una capilla y dos patios, aspectos comunes en las llamadas casas señoriales. Algo que destaca del edificio es la fuente en forma de concha y los escudos de armas que enmarcan las arquerías del patio principal. De igual forma, la edificación está adornada con gárgolas.
Algo curioso del palacio es que hay unos perros y figuras que remiten a la cultura oriental. De hecho, se cree que la puerta al museo fue hecha artesanalmente con madera, y que los condes la mandaron pedir de Filipinas. Es por esto que la edificación no es del todo virreinal, sino que fusiona distintos estilos que la hacen única en el Centro Histórico.
Para finales del siglo XIX, el comercio comenzó a apropiarse de estas cuadras del centro. Y esta zona citadina dejó atrás su aire aristócrata para convertirse en una popular. Por este motivo, los herederos de la casa optaron por rentar los cuartos del palacio para transformarlo en una especie de vecindad.
Ya en el siglo XX, en 1931, el Palacio de los Condes de Santiago de Calimaya fue declarado como Patrimonio Nacional. Y tres décadas más tarde, lo que solía ser el Distrito Federal decretó que el inmueble alojaría el Museo de la Ciudad de México. Para cumplir este cometido, el arquitecto Pedro Ramírez Vázquez llevó a cabo una remodelación, para que las antiguas habitaciones se volvieran salas de exposición.
La exposición permanente del museo se llama Todo cabe en una cuenca, y narra el desarrollo de la Ciudad de México. Pero se trata de un fantástico lugar que aloja todo tipo de muestras, incluso extranjeras. Desde fotografías icónicas de David Bowie hasta instalaciones de luz han visitado este maravilloso palacio, cuyos muros siguen susurrando las anécdotas de un México virreinal.
Museo de la Ciudad de México
Dirección: José María Pino Suárez 30, Centro
Horarios: martes a domingo 10 am a 6pm
Teléfono: 55 5522 9936