La zona arqueológica de Cuicuilco es una joya de nuestro patrimonio histórico…
Existen pocos tesoros tan inmensamente valiosos en nuestra capital como sus sitios arqueológicos. Uno de los más bellos, hogar de una pirámide profundamente especial en términos de forma y arquitectura, es la zona de Cuicuilco, construida por algunos de los habitante más antiguos del Valle de México entre 600 y 800 d. C. Esta área fue rodeada paulatinamente por la mancha urbana durante el crecimiento de nuestra orbe (especialmente durante la segunda mitad del siglo XX), algo que pone en peligro su estética y conservación, algo a lo que debemos estar atentos.
Durante años recientes, vecinos del área han hecho denuncias y puesto quejas ante las autoridades por la construcción de edificaciones o la colocación de anuncios espectaculares, por ejemplo, que afectan el paisaje que rodea la zona arqueológica de Cuicuilco. Estas acciones van en contra del documento conocido como Carta de Venecia, firmada en 1964 en la ciudad italiana durante el Congreso Internacional de Arquitectos y Técnicos de Monumentos Históricos, un acuerdo al que México pertenece desde entonces.
Hace pocas semanas, la actriz y activista Jesusa Rodríguez hizo un llamado a las autoridades del INAH (Instituto Nacional de Antropología e Historia) por el enorme edificio de departamentos nombrado Be Grand Alto Pedregal y ubicado que actualmente se construye sobte el Periférico y que, de acuerdo a lo que considera la actriz mexicana, causará “la destrucción del entorno visual que sufre la zona arqueológica de Cuicuilco”.
Rodríguez explica que el artículo 6 de la Carta de Venecia establece que la conservación de un sitio arqueológico también implica el cuidado de sus alrededores: “La conservación de un monumento implica la de un marco a su escala. Cuando el marco tradicional subsiste, éste será conservado, y toda construcción nueva, toda destrucción y cualquier arreglo que pudiera alterar las relaciones entre los volúmenes y los colores, será desechada”.
En años recientes, la construcción de gigantescos centros comerciales en las cercanías ha causado el enojo de vecinos, académicos, conservacionistas y figuras públicas, al grado que en el año 1997, hubo fuertes protestas en contra de lo que sería un edificio de 22 pisos de Grupo Carso. Como resultado, este edificio nunca se realizó, pero en cambio se construyó uno de ocho pisos que afecta visual y ecológicamente esa zona del Pedregal, al sur de nuestra ciudad. En el 2012, también hubo denuncias por un enorme anuncio espectacular que a la distancia daba la impresión de estar montado sobre la hermosa pirámide de Cuicuilco.
Es profundamente relevante escuchar las voces y apoyar los movimientos que luchan por la conservación óptima de las zonas arqueológicas y los vestigios prehispánicos, trozos del pasado que cuentan la historia de nuestro país y de nuestros ancestros. También es apremiante buscar la manera de presionar a nuestras autoridades para que tomen medidas legales e institucionales que protejan estos sitios, pues no hacernos cargo de nuestro pasado implica olvidar nuestros orígenes y destruir aquello que, sin duda alguna, nos recuerda nuestra esencia como habitantes del Valle de México.
