Esta joya arquitectónica yuxtapone aspectos religiosos, modernos y funcionales.
Lo bello e interesante de la arquitectura es que da cabida a toda clase de diseño. Lo mejor es que éste puede estar inspirado en el concepto que la edificación aloje, y así tener en sus detalles alusiones a temas deportivos, musicales o religiosos. Este último aspecto merece un hincapié, pues lo cierto es que la arquitectura religiosa ha sido una de las más llamativas y sugestivas a lo largo de la historia.
Cuando se concibe un recinto religioso, no solamente hay que tener en cuenta lo funcional, pues aunque es de suma importancia considerar un espacio para el altar y bancas para los asistentes, también resulta imprescindible que el lugar esté empapado de misticismo, solemnidad y espiritualidad. De esta forma, los fieles que visitan las iglesias se ven envueltos en un ambiente de paz.
Esto, en realidad, es posible gracias a los arquitectos que diseñan las estructuras. Y si una destaca en la Ciudad de México es la Iglesia de San Josemaría Escrivá, ubicada al poniente de la urbe en la zona de Santa Fe.
Cabe mencionar, que el sitio que recibió a esta apabullante iglesia en 2009, era un lugar utilizado como basurero. Por este motivo, Sordo Madaleno Arquitectos se topó con un reto al percatarse de que el terreno era muy deficiente. Sin embargo, el equipo se dio a la tarea de cimentar con pilas de sección circular como soporte y losas de entrepiso, pues el suelo no aportaba reacciones hacia arriba.
La iglesia se divide en dos plantas, en la superior se ubica el templo como tal, el cual está iluminado de forma natural por el tragaluz en forma de cruz. En los laterales de lo que se conoce como la nave, se desdoblan al poniente los confesionarios, el bautisterio y un rincón para el coro. Por su parte, en el extremo oriente se colocaron puertas mecanizadas que se abren al atrio lateral, que remata con un espejo de agua que simboliza el bautismo.
No obstante, lo que más destaca es el exterior. Este concepto está basado en trazos geométricos, que repiten siete rectángulos áureos y cuentan con dos curvas desfasadas que representan el pez cristiano. Estas curvas se van elevando en líneas rectas hasta crear una diagonal formando la Cruz de Luz.
En cuanto al material que se utilizó para la estructura del templo, éste se resolvió con columnas de acero en dos direcciones no ortogonales, formadas por cuatro placas que forman una especie de cajón, el cual beneficia en caso de sismo o fuertes vientos.
Por otro lado, el sótano, donde se encuentran las oficinas del templo, se hizo con muros de contención de concreto reforzado. Y la cubierta para el exterior, se diseñó con zinc, un material conocido por su flexibilidad y ligereza, que además ayuda al aislamiento acústico. A propósito de la acústica, en el altar se dejaron reflejantes para que proyecten el sonido y los espectadores disfruten de las armonías del coro y de las palabras del orador.
La Iglesia San Josemaría Escrivá en Santa Fe es un ejemplo de la arquitectura moderna, pues además de ser un espacio funcional cuyos aspectos benefician a los visitantes y a su experiencia, también busca fusionar la estética contemporánea con alegorías a la religión cristiana con detalles sutiles y hermosos.
Fuente: Archdaily.
Iglesia de San Josemaría Escrivá
Dirección: Joaquín Gallo 101, col. Santa Fe.
Teléfono: 5292 7985.