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Genios y suicidas: los artistas mexicanos atormentados

”¿Quiénes somos para juzgar si la vida es digna de ser vivida?” Albert Camus

 

La muerte es inexplicable. No hay palabras suficientes en ningún idioma para expresar  el dolor que causa la ausencia de alguien. No hay razonamiento que le permita entender al humano que lo que ayer día estaba aquí hoy ya no está. La muerte es despiadada y por eso millones de personas le rehúyen; piensan – o esperan-  que falte mucho para ese último día.

A pesar de lo aterradora que es la muerte, hay individuos que deciden irse por su propia cuenta. Mortales que por diversas razones se escapan de la existencia antes de tiempo, y dejan tras ellos olas de perplejidad y de incertidumbre. Para algunos los suicidas son valientes, para otros son cobardes y para Albert Camus son un dilema filosófico sin respuesta:”¿Quiénes somos para juzgar si la vida es digna de ser vivida?”

Es difícil comprender bien a bien qué lleva a una persona a quitarse la vida.  Algunos psicólogos adjudican el suicidio a desavenencias mentales. A depresiones severas o a trastornos bipolares. Sin embargo, nadie sabe bien a bien por qué pasa, por qué un grupo de humanos (de todas las clases sociales y países) eligen simplemente renunciar a su único valor. artistas

Aunque los suicidios ocurren en todas las ocupaciones, uno de los grupos más afectados por este mal es el de los artistas. Desde hace siglos centenas de escritores, pintores, músicos y arquitectos optan por decidir su muerte. Se van silenciosamente dejando sus obras detrás como si supieran que en ellas, sólo en ellas, está el secreto de su inmortalidad.

En honor a lo anterior, y para rendirle un homenaje a aquellos artistas nacidos en México, cuyas las almas atormentadas los hicieron abandonar el planeta antes de tiempo, hemos creado una lista tan desoladora como memorable.

 

Juan O´Gorman

Novelas de Tolstoi y muchas tristeza…artistas

El legendario arquitecto funcionalista, que a los 24 construyera su primera casa, se quitó la vida un 18 de enero de 1982 a los 77 años. El genio apareció colgado en la rama de un árbol de su hermosa casa. Minutos antes se había dado un balazo y se había comido un químico venenoso. Una muerte en tres actos, que estuvo acompañada de novelas de Tolstoi y de un ayuno previo de 30 días.

 

Lucha Reyes

El tequila nunca quita el dolor…artistas

La vida  nunca fue fácil, para la cantante ranchera más importante del cine de oro mexicano. Nació en un barrio popular, su madre la abandonó, se hizo alcohólica desde muy joven y durante muchos años se entregó a relaciones tóxicas que fueron quitándole las ganas y la autoestima. En medio del dolor, una tarde mandó a su hija de 11 años a comprar tranquilizantes. Luego se encerró en su habitación y se tomó toda la botella. Horas después llegó una ambulancia, ya era demasiado tarde.

 

Antonieta Rivas Mercado

Ningún alma necesita a otra…
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Liberal, culta, millonaria, de ojos melancólicos, aspiraciones artísticas y padre famoso, Antonieta fue un alma inquieta que tras el repentino abandono de su madre  se hizo primero cargo de su familia y luego de muchos artistas solitarios que necesitaban ayuda económica. A pesar de ser dura por fuera, Rivas Mercado era una romántica trágica y quizá por eso se enamoró del célebre y mujeriego José Vasconcelos. Se dice que una noche antes de su suicidio ella le preguntó: ¿Ralamente me necesitas?, él se limitó a contestar: “ningún alma necesita a otra”.

 

Pedro Armendáriz

Apresuró lo que venía…artistas

Era el 18 de junio de 1963, de pronto se escuchó un estruendo en una habitación de un hospital de los Ángeles. Pedro Armendáriz (el actor más importante de las películas del Indio Fernández) se había dado un tiro en el corazón. Tenía sólo 51 años y una trayectoria artística impecable. Sin embargo, según algunos biógrafos, la luminaria tomó la decisión de quietarse la vida tras enterarse que padecía cáncer en el estómago.

 

Rosario Castellanos

Vivió en sus propios poemas…artistas

Una escritora chiapaneca que con sus cuentos, novelas y poemas retrató con las palabras las duras realidades que había en México a mediados del siglo XX. Además de ser una artista única, fue una activista incansable que con sus textos ayudó a abrir espacios  a las mujeres mexicanas. En 1971, el entonces presidente Luis Echeverría la nombró embajadora ante Israel.  Ahí, Rosario murió electrocutada en su propia tina. Algunos dicen que fue un suicidio, otros un accidente. Nadie nunca sabrá.