Rubén Orozco: impactantes esculturas que, pareciera, están a punto de moverse…
La escultura es quizá una de las ramas artísticas que, por su calidad volumétrica y multidimensional, asemeja con mayor claridad la materialidad de los cuerpos que emula. Dentro de esta disciplina existe un artista mexicano, Rubén Orozco, que se ha dado a conocer por su impresionante destreza para realizar esculturas hiperrealistas, reproducciones de distintos personajes cuya semejanza con una persona real podría parecernos casi perturbadora, pues es capaz de mostrar los ojos, la piel, las arrugas, los vellos, venas y las imperfecciones más mínimas de una manera profundamente minuciosa.
De entre las muchas esculturas de Orozco que se han vuelto famosas, podríamos nombrar la que hizo del papa Juan Pablo II en el año 2014, o su pequeña e impresionante Frida Kahlo, cuyo realismo asombra al grado de ser perturbador. La mirada de la atormentada Frida resulta sumamente real, de la misma forma que su piel, pestañas y su pobladas cejas. Ella se encuentra postrada en su cama de madera (como vivió sus últimos años), ataviada con un precioso vestido hecho con textil mexicano, su reconocido tocado de listones en la cabeza y joyería también autóctona. Además, sostiene una pequeña máscara negra, tal vez una pieza mortuoria o un símbolo de la muerte, que tanto habitó la singular vida de la artista.
El secreto de que las piezas de Orozco se vea tan real está en los materiales que utiliza para hacer sus esculturas hiperrreales: silicona, resina, mármol y madera, además de miles de pelos humanos reales, con los que hace las cejas pestañas y cabelleras de sus personajes. Su hechura es tan delicada y minuciosa que hacer una de estas piezas toma al menos 45 días de trabajo. Además, cada una de sus esculturas son vestidas y calzadas con ropa y zapatos miniatura, hecho con el mayor cuidado posible.
Rubén Orozco nació en Guadalajara, Jalisco. Él sostiene que la tarea realmente importante detrás de su obra consiste no en retratar personajes, sino en captar su esencia, para reconocer así la grandeza del ser humano y de su corporeidad, aún en la adversidad. Sus piezas se han exhibido por todo el país y sus esculturas más reconocidas también incluyen una del Papa Benedicto XVI que se encuentra en su natal Guadalajara, y dos del poeta Juan José Arreola (una se localiza en Ciudad Guzmán y otra forma parta de la Rotonda de los Jaliscienses Ilustres).
A continuación, un pequeño video para disfrutar a detalle el sensacional trabajo de este singular artista…
Imágenes: Rubén Orozco.