Al mal tiempo buena música…
Eran los años veinte y tras el fin de la Primera Guerra Mundial, la humanidad respiraba nuevos aires. París era la mejor ciudad del mundo. De pronto sus ostentosas esquinas se llenaron de cafés e intelectuales. Los melancólicos hablaban del nuevo mundo que nacía frente a sus ojos. Hablaban de la inesperada muerte de Debussy y del vacío que había dejado en la música tras su partida en 1918.
Entonces, un joven irrumpió en el mundo bohemio de aquellos años. Se llamaba Maurice Ravel y aunque en esa época no lo sabía, en el futuro se iba a convertir en el gran representante de la escuela musical francesa. Desde la segunda década del siglo XX, este artista dedicó su vida a crear composiciones complejas y misteriosas que marcaron una época. Sin embargo, aunque su trayectoria fue muy prolífica, sólo una de sus piezas fue ampliamente reconocida.
Una obra extraordinaria que el mundo conoce como Bolero; un singular experimento melódico que nació cuando la bailarina Ida Rubistein le pidió al músico francés que le escribiera una sinfonía. Sin muchas ganas, Ravel se puso a componer la pieza. Buscaba una melodía clásica y por eso usó como inspiración una danza flamenca llamada Iberia.
Maurice estaba tan desinteresado en hacer este encargo, que sólo escribió un movimiento y sin querer, esa decisión se volvió el sello distintivo de la obra. Para lograr esto, usó una técnica llamada orquestación; que consiste en la acumulación constante de instrumentos para repetir una misma melodía aumentando su intensidad. Cuenta la leyenda que, para darle un toque especial, Ravel añadió a la orquesta afinaciones poco habituales y el gracias a esto que el saxofón, el oboe, la trompeta y el clarinete parecen contar su propia historia.
El resultado del atrevimiento del francés fue el Bolero. Una magistral composición cuya graduación de volumen y brillantez de sonido es tan perfecta que el que la escucha en ningún momento tiene la sensación de monotonía. De hecho, es tan cautivadora que la explosión final a cualquiera se le eriza la piel.
Dicho lo anterior, es una noticia extraordinaria anunciar que en unas semanas la importantísima Filarmónica de las Artes tocará en vivo, para el placer de los capitalinos, el Bolero. Hay que destacar que esta es una experiencia única, pocas veces vista en la cartelera musical de México.
Cabe mencionar que además rendirle un homenaje a Ravel, la orquesta oriunda de esta capital también interpretará la menos conocida, pero igual de entrañable Sinfonía del Nuevo Mundo del compositor checo Dvorak, una pieza que con sus acordes habla de la libertad de un pueblo
Este concierto es una de esos eventos imperdibles destinados a darle al alma un poco de calidez en estos tiempos en el que el frío se cuela por todas las ventanas. Este concierto podría ser el inicio de un año lleno de música.
El Bolero de Ravel
¿Cuándo? 16 y 17 de febrero
Dónde: Centro Universitario Cultural
Dirección: Odontología 35, colonia Copilco