Cero pérdidas, un proyecto que pretende evitar el desperdicio del maíz en México

El 75% de las pérdidas del maíz se dan en el campo…

 

Por una u otra razón, las personas solemos tirar alimentos a la basura. En ocasiones es porque se han echado a perder, y otras veces porque simplemente ya no los queremos. Sin importar la intención con la que lo hacemos, al final se trata de un desperdicio que puede ser evitado.

Y es que según estadísticas, en todo el mundo, un tercio de la comida que se produce al año se tira. Tan solo en México, anualmente se desperdician 20 millones de toneladas de alimentos.

Es por esto, que el investigador Silverio García, profesor del Tecnológico de Monterrey, ha trabajado desde hace algunos años con un proyecto que se llama Cero pérdidas. Se trata de una iniciativa que actualmente trabaja para evitar la pérdida del maíz, pues representa tres cuartas partes de la producción agrícola en nuestro país.

Pocos lo saben, pero los principales desperdicios de esta planta se dan en el primer paso del proceso, es decir, desde que se siembra hasta que se cosecha. Ahí se pierde el 75%. Y es que por enfermedades, plagas o cambio climático, la cosecha puede llegar a sufrir estragos. La que llega a sobrevivir, también se pierde a la hora de almacenamiento, ya sea por selección o por guardar el maíz en periodos de tiempo no óptimos.

La solución que propone Cero pérdidas es el desarrollo de validación, adopción y redistribución de mejores prácticas empíricas. Se busca mejorar el maíz, para que sea más resistente a las plagas. Asimismo, se plantea crear tecnología de almacenamiento más eficiente.

Existen arcillas, granos y plantas endémicas que se han probado para combatir las problemáticas del campo. Por otro lado, se han implementado soluciones como los silos metálicos y los biosilos (hechos de material reciclable), como almacenes que pueden sostener el autoconsumo de una familia de tres miembros por seis meses.

Es importante que las soluciones que surjan en este ámbito sean sustentables, ecológicas y económicas. Pero lo más importante para los investigadores es considerar la opinión del agricultor, pues si a él no le gusta no lo adoptará. Por ahora, el trabajo para reducir las pérdidas del maíz se ha realizado en conjunto, entre universidades como el Tec, UNAM, UAM y Chapingo. También participa el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo y algunas asociaciones de agricultores.  

El maíz forma parte de nuestra idiosincrasia como mexicanos, se trata de un alimento milenario, que ha prevalecido en las cocinas de todo el país. Esta clase de propuestas resultan interesantes, pues por un lado informan a la ciudadanía de los problemas que suceden en los campos, y por el otro, generan conciencia entre los consumidores.

“Hace falta volver a ver el campo, verlo con rostro humano y ponerle más atención”, dice Silverio García. Cero pérdidas es un proyecto que apenas va comenzando. Sin duda fungirá como modelo para replicar en otros campos del país y combatir el desperdicio tanto de alimentos como de la mano de obra campesina.