Se conoce como Guerra de los Pasteles a la batalla que un repostero francés molesto causó en Tacubaya.
La Primera Intervención Francesa en México fue el primer conflicto de armas que se dio entre México y Francia. A este hito en la historia de nuestro país se le recuerda como la Guerra de los Pasteles, y sucedió del 16 de abril de 1838 al 9 de marzo de 1839.
Cabe mencionar, que tras la consumación de la Independencia en 1821, México se encontraba en un periodo de “experimentación”, pues estaba tratando de descifrar cómo funcionar como nación. Por este motivo, había mucha inestabilidad en aspectos económicos, políticos y demográficos. Esto ocasionaba migración ilegal y mucho contrabando en las fronteras. Como quien dice, México era un país nuevo, por lo que otras naciones estaban listas para intervenir.
Por su parte, había varios franceses que se habían establecido en nuestro aquí con el objetivo de inaugurar diversos negocios, por lo que se decretó un convenio llamado “Declaraciones Provisionales”, que establecía bases de amistad y respeto entre los dos países. Pero surgieron varias revueltas, por lo que el barón Deffaudis, embajador francés, envió una serie de reclamaciones a París. Estas cartas contaban las injusticias que los mexicanos tenían con los franceses.
Entre estos sucesos destacaba el caso del señor Remontel, dueño de una fina repostería en Tacubaya. Había reclamado que varios oficiales del entonces presidente Santa Anna se habían ido sin pagar de su pastelería. Por este y otros daños que causaron al local, el francés pedía 60 mil pesos.
De esta queja nació el nombre de Guerra de los Pasteles. Pero las demandas fueron más, y un tanto exageradas. El primer ministro francés Louis Mathieu Molé mandó a su ministro en México a que pusiera un ultimátum al gobierno mexicano. Esto consistía en una indemnización de 600 mil pesos.
Cuando el gobierno se negó y se venció el ultimátum el 15 de abril de 1838, cesaron las relaciones entre ambos países. Pronto los franceses hicieron un bloque en el Puerto de Veracruz. Y para el 27 de noviembre habían bombardeado el fuerte de San Juan de Ulúa, donde levantaron una estructura con los colores de su bandera: azul, blanco y rojo.
Santa Anna lideró las batallas. De hecho, el 5 de diciembre perdió una pierna en un bombardeo, a la cual le organizó un funeral en la Ciudad de México. Esta invasión terminó cuando el pueblo mexicano cedió ante las indemnizaciones, y firmó la paz el 9 de marzo de 1839.