Todos los jueves a las 21:00 horas se proyecta un videomapping sobre el monumento a Ehécatl.
Durante las excavaciones para construir la estación Pino Suárez de la Línea 2 del Sistema de Transporte Colectivo Metro, de 1968 a 1970, se descubrió una pequeña pero maravillosa pirámide: un adoratorio a Ehécatl, el dios del viento
Desde 2009, el Instituto Nacional de Antropología e Historia declaró que se trataba de la zona arqueológica más pequeña y visitada de la Ciudad de México. Y hace sentido, pues esta parada del metro atestigua el paso de 54 millones de personas al año, lo cual se traduce en alrededor de 150 mil usuarios al día.
Ehécatl era la deidad que representaba el viento, una fuerza natural de suma relevancia para la mitología mexica. Se consideraba una de las manifestaciones de Quetzalcóatl, que se aparecía en el aliento de los humanos y en la brisa de las lluvias. De igual manera, el poder de Ehécatl fue el que puso a la luna y el sol en movimiento.
La construcción de esta pirámide data de 1400, sin embargo, en ella es posible identificar vestigios que hablan de las diferentes etapas y reconstrucciones. Según el INAH, el adoratorio es en realidad solo una parte de lo que solía ser un centro ceremonial muy grande, que se erigía en la zona que hoy abarca la avenida José María Izazaga. Conforme a los estudios, el sitio contaba con patios, escalinatas, muros, canales, celdas y habitaciones.
Hoy por hoy, el basamento se desdobla sobre un área de 80 metros cuadrados. Es circular, pues según los expertos, esta forma era la que los indígenas elegían para levantar los templos para sus dioses.
Ahora, por primera vez el STC suma esfuerzos con el INAH para rehabilitar esta preciosa pirámide. Por un lado, se restauró la pieza. Por el otro, se inauguró una exhibición en los muros de la estación, con fotografías inéditas que narran el proceso de rescate del adoratorio a finales de la década de los 60.
Pero sin duda, el mayor atractivo de la remodelación es el nuevo videomapping que se proyecta todos los jueves sobre la superficie de la pirámide a las 21:00 horas, con el objetivo de contarles a los usuarios del metro la historia y aspectos míticos de la deidad mexica.
Para resguardar la pieza de la lluvia, se instaló un techo. También, mediante la técnica de encalamiento los expertos lograron recuperar la apariencia original del edificio. Con proyectores, se despliega una animación sobre la superficie de la construcción, y con bocinas, se escucha la historia de Ehécatl.
La próxima vez que hagas una parada en el metro Pino Suárez, date unos minutos para admirar esta milenaria pirámide, a través de luces y sonidos que te contarán los secretos de la deidad que la inspiró.
Imágenes: INAH.