Un espectáculo hermoso y excepcional, el florecimiento de una Furcraea longaeva en la Ciudad de México…
Una planta que florece como su último gesto antes de morir es un poema viviente. En nuestra ciudad vive uno de estos fantásticos seres, la planta monocotiledónea Furcraea longaeva, conocida en México como “pescadillo” o “tehuizote”. Como su nombre lo indica, se trata de la más longeva de su especie y su proceso de maduración y florecimiento puede tardar hasta 100 años. Una vez que ésta florece, su muerte es inminente: llegará antes de un año.
Hace poco días, en el Jardín Botánico del Instituto de Biología de la UNAM comenzó un espectáculo más que esperado: su ejemplar de Furcraea longaeva comenzó a florecer, suceso que marca el inicio de su muerte.
El tallo de la agavácea que crece actualmente en la UNAM (y que llegó al jardín en 1993 midiendo 1 metro de alto) mide ahora 2.5 metros de altura y su inflorescencia o quiote (una especie de rama que crece de manera vertical y donde brotan las flores) tiene una longitud de 5 metros, tamaño que alcanzó en sólo un mes (aunque en la naturaleza, su altura puede alcanzar hasta 12 metros). Cuenta con 46 “ramas” de las cuales las más largas llegan a medir un metro de largo.
Esta planta, también conocida como “yacktobiyack” por los indígenas de Oaxaca, crece a una altitud de entre 2,000 y 3,000 metros sobre el nivel del mar y puebla las montañas de la Mixteca Alta, la Sierra Madre del Sur, la Sierra Juárez de Oaxaca y algunas zonas altas del estado de Puebla. Pariente del agave, la Furcraea longaeva puede dar hasta 50 mil flores que al abrir son blancas o verdosas, y con el paso del tiempo se tornan amarillas e incluso anaranjadas. La muerte de este espectacular ejemplar se dará en aproximadamente un año.
En una ciudad llena de prisa, tráfico y frecuentes malas noticias, el florecimiento tan esperado de este ejemplar es un hermoso suceso que, a pesar de parecer pequeño, nos recuerda el poder de la vida y la importancia de aquellas cosas en las que a veces no reparamos, como la vida y esplendor de una longeva planta de la sierras de México.
Si quieres visitar este portento de la naturaleza que se conservará en este estado de reproducción un poco más de una semana, debes ir al Jardín Botánico de la UNAM que está abierto de lunes a viernes de 9:00 a 16:30 horas y los sábados de 9:00 a 15:00 horas.