En República del Salvador cada edificio tiene una historia que contar…
La Ciudad de México es grande, literal y metafóricamente. Es una urbe de contrastes, en la que viven silenciosamente miles de calles llenas de leyendas, de casas para ver y de árboles para resguardarnos del sol. Un ejemplo hermoso de lo anterior es República del Salvador; una arteria ubicada en el Centro Histórico en la que cada recinto, cada casa, cada esquina tiene una historia que contarnos.
El recorrido por este esplendoroso rincón de la metrópoli podría empezar en una casa abandonada que durante la Colonia fue la vivienda (mejor dicho el palacio) de uno de los personajes más ricos en la historia de nuestra ciudad, Pedro Romero de Terreros. Este hombre fu conocido como el Conde de Regla de quien se dice era tan millonario que guardaba un baúl con dinero para regalar monedas a la gente que más lo necesitara.
Contiguo a esta increíble construcción, se encuentra la Biblioteca Lerdo de Tejada; un recinto mágico de gran arquitectura, que además de ser la guarida de los títulos más significativos de la literatura mexicana, ha servido como observatorio, para investigar cómo era realmente la Mansión del Conde de Regla.
Al lado de la librería pública vive uno de los sitios más interesantes de República del Salvador, Por su puesto hablamos del Exconvento de San Agustín. Como dato curioso hay que destacar que este asombroso lugar no sólo ha servido para los rezos y las actividades religiosas, sino que en otra época fue el punto de reunión de intelectuales y artistas mexicanos.
Además, su fachada es una de las más hermosas de la CDMX, y vale la pena admirar cada detalle de dicha construcción. Se sabe que este convento tuvo que ser reconstruido debido a un desastroso incendio, pero a pesar de ello se pudo rescatar gran parte de su arquitectura. De hecho, tiempo después se agregó a la construcción un magnífico claustro que exhibe una pequeña fuente en el centro.
En la parte exterior del recinto, puede apreciarse una gran torre hecha con influencia barroca. Aunque los colores de esta estructura son discretos, su estilo habla sin duda de un modo de vida que había en esta capital durante el siglo XVII. Cabe mencionar que las edificaciones de aquella época tendían a ser de grandes dimensiones y poseían numerosos detalles.
Sin duda, la calle de República del Salvador es una de las arterias con más historia y belleza arquitectónica que tenemos en este país. Dicho eso vale la pena caminarla y contemplarla como el tesoro vivo que es.