Los charros entrenaban con armas y machetes para defender al país de una invasión nazi.
. . .
En un capítulo desconocido de la historia de México durante la Segunda Guerra Mundial, un ejército de 100.000 charros se enfrentaron a los países que formaron el eje Alemania-Japón-Italia. El inédito ejército se llamó Legión de Guerrilleros Mexicanos y su creador fue Antolín Jiménez Gamas, un excombatiente de la Revolución a las órdenes de Francisco Villa.
Aunque parezca la trama de una película de sci-fi, los integrantes de la Legión de Guerrilleros Mexicanos se prepararon para combatir a los nazis, el ejército más poderoso del mundo de aquella época, debido a que en aquel el momento el temor por una invasión era real. En su libro “Los nazis en México” el escritor Juan Alberto Cedillo documentó que en el país operaba una red de espías alemanes vinculada incluso con altos funcionarios, con un especial interés en las reservas de petróleo.
Tal vez eso sólo contribuya a sostener la trama de ciencia ficción, sin embargo, históricamente, el petróleo fue de suma importancia para el país a mediados del siglo XX. Ya que durante la guerra, México vendía petróleo a varios países menos a los países del eje y su cliente principal era Estados Unidos lo que no tenía contento al eje, por lo que durante mucho tiempo los submarinos alemanes amenazaron a los buques mercantes de México.
Asimismo, Lázaro Cárdenas reanudaba relaciones diplomáticas con Inglaterra, después de haber expropiado el petróleo en marzo de 1938. El 13 de mayo de 1942, un submarino nazi hundió un buque petrolero mexicano, el Potrero del Llano, motivo por el cuál México pidió una indemnización que le fue negada por los alemanes, y siete días después un nuevo atentado de un torpedo alemán contra otro buque petrolero, el Faja de Oro.
Claro que las hostilidades marinas hacían complicado que los charros, personas a caballo encargados de la seguridad en haciendas y zonas rurales, pudieran hacer algo en batallas submarinas. Sin embargo, los charros estaban listos para la guerra, y eran liderados por Antolín Jiménez quien había combatido en la Revolución Mexicana (1910-1915) bajo las órdenes de Francisco Villa, en el ejército de Los Dorados de Villa, donde alcanzó el grado de teniente coronel.
La idea de organizar a la Legión de Guerrilleros, posiblemente, se debió a dos razones para impulsarlo. Una era su experiencia en combate y la otra su experiencia en tácticas guerrilleras. Así fue que la Legión fue organizada con el permiso del gobierno del entonces presidente Manuel Ávila Camacho. Entrenaban los domingos a toda la gente a caballo, con machetes y armas, preparándose en caso de una invasión alemana.
No obstante, en 1944 se formó el Escuadrón 201 que llegó a Estados Unidos para entrenar en aviación. En 1945 el escuadrón mexicano participó directamente en la Batalla de Luzón en Las Islas Filipinas junto a la Fuerza Aérea de los Estados Unidos. Lo que hizo que legión saliera del mapa de la guerra, los charros guerrilleros abandonaron el traje, y de hecho, tras varios infartos, los médicos le prohibieron volver a montar a caballo por lo que su creador se dedicó a la edición de libros.
La participación de México en la Segunda Guerra Mundial no fue exclusivamente del Escuadrón 201. Miles de mexicanos combatieron en el campo de batalla como voluntarios en ejércitos extranjeros o como residentes de otros países. El ejército de Estados Unidos incorporó a más de 250 mil jóvenes de origen mexicano durante la guerra.
El documental Matria (Fernando Llanos, 2014), que en general busca reflexionar sobre la historia de México, refleja esta historia de charros contra nazis.