Una crónica extranjera acerca de la gloriosa Colonia Juárez…
The Guardian es algo más que un portal de noticias; es también un manual para que la gente común se entere de cosas extraordinarias. Es una publicación inglesa que ha concentrado en sus páginas a los líderes, a los diseñadores, escritores, músicos, bailarines y artistas plásticos que han contribuido a revolucionar las sociedades con sus creaciones.
El prestigio de este periódico lo ha convertido en una guía para comprender los claroscuros de la realidad. Quizá por eso es muy importante que este medio haya hecho un artículo a propósito de la gloriosa Colonia Juárez. Se trata de una pieza que recorre con palabras todo lo que ofrece uno de los barrios más emblemáticos de la capital mexicana.
¡Esta grandiosa crónica inicia con una mañana cualquiera sobre el paseo de la Reforma. El tráfico habitual de las 10 de la mañana es interceptado por los carritos de tamales, eso es raro y genial. Lo primero que aparece en el horizonte cuando uno está en su coche son dos rascacielos: la Torre Mayor y la Torre Bancomer. Este par de inmensos edificios simbolizan el presente de un lugar de la Ciudad de México que en otros siglos fue conocido como La gran dama.
Y es que la Juárez está más viva que nunca; esto se debe entre otras cosas a su ubicación privilegiada, sólo a unos kilómetros del Centro Histórico, y por supuesto a su imponente historia. Después de todo hay que recordar que a principios del siglo XX esta colonia era una de las más prestigiadas de la megalópolis mexicana.
Durante el porfiriano era el lugar predilecto de los acaudalados; ahí construyeron sus mansiones y pasaron su vida entre la Alameda y plazas afrancesadas. Desafortunadamente, en 1950 muchos de estos palacios fueron demolidos debido al desmedido crecimiento de la población y a la necesidad de llenar de edificios la ciudad.
Además del cambio de su fisionomía, la Juárez recibió en 1985 un golpe terrible por el temblor del 19 de septiembre. La zona quedó tan destruida que la gente se mudó lejos de ahí y la vida de antaño que había en sus arterias se perdió al menos dos décadas. No obstante, en el siglo XXI gracias a diversos arquitectos, a restauradores de arte y a asaciones civiles este barrio ha recuperado un poco de todo su esplendor.
En los últimos años se han abierto en la colonia los bares y restaurantes más vanguardistas y deliciosos que hay en la CDMX. Algunos ejemplos memorables de lo anterior es el Comedor Lucerna, El Bandini, la Taberna Luciferina y además la Plaza Milán 44. Asimismo, se han inaugurado en el sitio, algunas de las galerías de arte más vibrantes de la Ciudad de México, por sólo mencionar algunas están las de: José García, la de Marso y la de Karen Huber.
Pero además de los nuevos negocios, la magia de la Juárez está en que sus cantinas y cafeterías de antaño siguen abiertas. Todavía se puede visitar ahí el Café de la Habana, ese rincón de la capital mexicana en el que Che Guevara y Fidel Castro se conocieron.
