“Será el sereno, pero…”
“Será el sereno” es una de las frases más coloquiales y populares de nuestra vida cotidiana. La utilizan las abuelas, las personas mayores , está en un estrofa de las mañanitas, una popular canción mexicana: “Si el sereno de la esquina, me quisiera hacer favor de apagar su linternita, mientras que pasa mi amor” y, finalmente, es una de las frases cliché que utilizaba la actriz y comediante Florinda Meza, la chimoltrufia”, en un popular programa de televisión en la década de los 80´s.
La frase “Será el sereno” se utiliza cuando las razones no nos convencen, o cuando las causas no resultan darnos la explicación que necesitamos, así que con incredulidad solemos decir “será el sereno, pero…”.
Aunque la expresión tuvo origen en las calles del México del siglo XIX, pero la historia empieza siglos atrás en otro continente.
El Sereno es el encargado nocturno de vigilar las calles, regular el alumbrado público y en determinados barrios de abrir las puertas. En algunas épocas y países, también solían anunciar la hora y las variaciones atmosféricas. Era habitual que estuvieran armados con una garrota o chuzo, y usaban un silbato para dar la alarma en caso necesario. Este oficio existió en España y en algunos países de Sudamérica desde el siglo VXIII.
Estos vigilantes nocturnos se acompañaban de una linterna para cuidar el sueño de los vecinos, también fueron llamados serenos porque en sus rondas gritaban “las doooce y toodo sereno”, anunciando la hora y la tranquilidad nocturna. El sereno, se asocia así a un ambiente apacible, a un lugar que de la sensación de bienestar.
Esto también habla de que el sereno también posee ciertos rasgos para hacer sus rondas. Logran pensar antes de decidir, no se asustan demasiado, no se sienten preocupadas o ansiosas por las cosas o ruidos de la noche. Los serenos, son personas que logran superar los problemas y tener las cosas en calma.
Con ligeras variaciones según el país, la obligación de los serenos era recorrer las calles de su demarcación protegiendo contra robos y asaltos, evitando las peleas (incluso domésticas), dar aviso de incendios y prestar auxilio a todo aquel que lo necesitara. En algunas ciudades se llamaban unos a otros por medio del silbato que llevaban o voceando contraseñas.
Los primeros serenos se documentan en el año 1715, creándose el Cuerpo de serenos el 12 de abril de 1765, siendo más tarde incluidos en un Real Decreto del 16 de septiembre de 1834, donde se regulaba la función de los serenos en las capitales de provincia.
El sereno era la figura de autoridad en el ambiente nocturno, así que cuando un trasnochado percibía algo a la distancia, escuchaba pasos o ruidos extraños en su caminata, dudoso y con nerviosismo, al ver acercarse a una figura desvanecida por la oscuridad, decían: “Será el sereno, pero no se ve su linterna…” Esta idea alude a un momento de incertidumbre sobre qué o quién es lo que mueve las emociones, pero también las causas de aquello que nos sucede. Será el sereno… pero puede ser cualquier otra cosa.
En España, la figura del sereno se conservó hasta 1977, siendo su tarea guardar las llaves de las casas de los vecinos y mantener el orden público. Ello posibilitó ser usados por la dictadura franquista como un instrumento más de control de la población como posibles testigos de la “vida ejemplar” a la hora de conseguir un certificado de buena conducta, requisito indispensable para obtener, entre otros muchos documentos, el pasaporte.
Hoy en día el oficio ha desaparecido casi en su totalidad.