Los Tlacuilos no solo eran dibujantes o escribas, fueron sabios verdaderos.
El pintor: la tinta negra y roja,
artista, creador de cosas con el agua negra(…)
Todos los colores aplica a las cosas,
como si fuera un tolteca,
pinta los colores de todas las flores.
El tlacuilo o tlahcuilo es el pintor o ilustrador náhuatl, que de nuestra comunidad podríamos equipararlo con el escriba, pintor, o un sabio diseñador. Los tlahcuilohqueh, plural de tlacuilos podían ser hombres o mujeres con gran habilidad en el dibujo; educados en el Calmécac para tener un conocimiento vasto de la lengua, cultura, costumbres, religión, política, arte, con el fin de representar las costumbres de la vida en glifos, rebuses, retratos o mapas.
La investigadora Mercedes Olivera, asegura que los tlacuilos tenían educadores que los formaban en los secretos de la religión, los rituales, el orden de las festividades, las ciencias del calendario y la astronomía, las matemáticas, la historia y el arte de gobernar, así como a pintar los caracteres, a leerlos y memorizar los textos que los acompañaban.
Como las actividades que llevaban a cabo eran muchas, los tlacuilos debían especializarse para poder pintar códices, los murales y las esculturas, o bien encargarse de los anales, genealogías, mapas fijando límites en los diferentes señoríos, señalando la distribución territorial, los libros de las leyes, ritos, ceremonias, mitología o según las necesidades de la comunidad.
Sus actividades también se enfocaron a la expresión e interpretación del universo de creencias que los pueblos tenían sobre el tiempo, el espacio, su historia y los saberes; aunque hoy en día estas interpretaciones pueden considerarse como adivinación, lectura astronómica, el augurio de los tiempos, los métodos de curación, las guías cartográficas, los rituales funerarios y la guerra.
Para la elaboración de los códices, los tlacuilos usaban papel amate o āmatl, piel de venado, tela de algodón tejida en telar de cintura y papel de maguey; además de todos los instrumentos propios de un artista: pinceles, brochas, espátulas, moldes, medidas, escalas, compases, y para la delineación de sus trazos un estilógrafo simple de cobre o bronce. Como tinta utilizaba una amplia gama de colores negra y roja para las pinturas y glifos.
Los Tlacuilos documentaron el antes y después de la conquista de la cultura mesoamericana, como era inmensa la cantidad de documentos para esta tarea, se tuvieron casas de códices o amoxcalli, bibliotecas equipadas para la elaboración y resguardo de estos documentos. La Antigua Biblioteca de Texcoco contenía un acervo mayor al que había en Tenochtitlan durante el reinado de Nezahualcóyotl, cuando Texcoco era la capital cultural del México prehispánico, cuya producción de poetas se resguardaba en varios ejemplares en la biblioteca texcocana.
Los tlacuilos tenían un rol fundamental en la sociedad mesoamericana, ya que eran básicamente los “constructores” de la historia, de los saberes y del destino de los pueblos. Esto cambió profundamente durante la colonización española, ya que se les persiguió como herejes y fueron orillados a abandonar sus prácticas tradicionales. No obstante, frente a las necesidades, supieron adaptarse y sobrevivir, consiguiendo un papel trascendental en la vida cultural novohispana.
El más famoso de estos documentos españoles acerca de la vida de los mexicanos, ilustrado por tlacuilos, fue el que realizó el sacerdote católico Bernardino de Sahagún, donde describe la vida en México, mientras que se cree que las ilustraciones de los doce libros que componen esta obra fueron hechos por diversos tlacuilos, ilustrando sus costumbres de acuerdo a lo que el clérigo consideraba relevante y adecuado. Esta obra se conoce actualmente como el Códice Florentino.
En el siglo XX sigue habiendo tlacuilos, no como antes se conocían, sino un grupo de personas dedicados a volver a interpretar el Códice Mendoza con la ayuda de nahuatlatos, historiadores y antropólogos a través de un rígido estudio de las costumbres y tradiciones indígenas, para poder dar una traducción más apegada a lo que los tlacuilos del siglo XVI querían transmitir con sus dibujos.