Nuevos estudios e investigaciones nos ayudan a explicar al México prehispánico.
En el Fedro de Platón hay un pasaje donde Sócrates rechaza el invento de la escritura, porque al quedar como un registro este puede acabar con la memoria: la facultad indispensable del ser humano para recordar su pasado. Para Platón, la escritura es algo externo al hombre, es información pero no conocimiento; de ahí que la verdadera escritura sea aquella que se graba en el alma del que aprende, cuando la palabra se graba más allá de la imagen.
Pero este “temor” no era sólo retórica platónica, era un “temor”, digamos, bien fundamentado, porque como bien sabemos ahora, lo escrito no se da en la experiencia vital del lector y la escritura puede tener un sentido diferente dependiendo del lector. Uno de los problemas que Platón veía poco, era que la oralidad también puede transformarse, adaptarse a las épocas y darle el sentido que sea mucho más sencillo que la escritura.
Estos dos problemas, el de la oralidad que cambia por falta de un soporte escrito, y el de la escritura que tiene un sentido diferente al original debido a la interpretación, ha quedado en el registro de los pueblos prehispánicos de nuestro país, porque no hay suficientes códices para saber qué sucedía en realidad en aquellos pueblos, además de que muchas ideas e historias han permanecido oralmente, pero sin saber si son ciertas o no, sólo como mitos o dichos populares.
Sin mencionar, además que muchos códices fueron reescritos a cargo de autoridades religiosas, otros fueron enviados a otros países o han sido descontextualizados sistemáticamente; y aunque la tradición oral es muchas veces el referente para conocer algún relato histórico desde la visión prehispánica, muchas veces estos relatos crean historias alternas o cosas que se convierten en explicaciones míticas para darle una explicación a un suceso, pero que no necesariamente son ciertas.
Por eso aquí te traemos 10 ideas del México prehispánico que todos creímos ciertos, pero que tal vez no lo sean del todo.
“A las civilizaciones prehispánicas no les interesaba nada de la sexualidad.”
La homosexualidad es un elemento presente en casi todas las culturas prehispánicas, aunque se abordó de manera distinta. Aunque entre los mexicas las relaciones entre personas del mismo sexo no eran bien vistas; muchas deidades tenían cuales y aspectos femeninos y masculinos a la vez, como explica el historiador Guilhem Olivier en su ensayo “Entre el pecado nefando y la integración. La homosexualidad en el México antiguo”.
“Los tlaxcaltecas son unos traicioneros.”
Durante el periodo de conquista, Hernán Cortés pasó por varios pueblos e imperios indígenas, hubo algunos que venció y otros con los que pactó la paz a cambio de que lo dejaran penetrar el territorio sin problema alguno. Pero fueron diversos imperios indígenas los que soportaron los actos que cometía el imperio azteca, y los tlaxcaltecas no fueron los primeros en mostrar hartazgo y aliarse con los españoles, de hecho hay mucha evidencia de que pueblos veracruzanos estaban contentos con la llegada de Cortés y sus hombres que les ofrecían regalos. El pacto de los tlaxcaltecas con Cortés es sólo una muestra de muchas de las alianzas de aquella época.
“Los aztecas tenían una antropología de vitalidad y positividad.”
Aunque casi siempre se habla de la antropología positiva de los aztecas, en realidad ellos creían que el hombre había llegado al mundo “a sufrir y perseverar”. El Universo de los Aztecas estaba compuesto por un mundo real y otro sobrenatural en el que vivían los dioses. Y aunque mucho de la existencia humana estaba ligada a las divinidades, los seres humanos tenían la obligación de alimentar a los dioses y la forma de hacerlo era ofrendándoles sacrificios entregando su sangre y corazón.
“Los mayas ya no existían cuando llegaron los españoles”
A pesar de que la civilización maya del sureste mexicano y Centroamérica había dejado atrás su momento de esplendor en el Periodo Clásico; para 1519, cuando Cortés inició la primera campaña de conquista, se sabe que llegó a Yucatán, Belice, la región Quiché y más tarde, Chiapas, hasta que gradualmente mantuvo control de la zona, donde conoció a más de 40 mil mayas que vivían en grandes ciudades como Mayapán, Chichén Itzá, Tulum y Petén. Bien es cierto que pasaban por un periodo de conflictos y que poco sufrieron los estragos de la conquista, pero en efecto, Cortés conoció a algunos mayas.
“Los pueblos prehispánicos eran pacíficos”
Esta es una interpretación idealista, pero con mucha frecuencia se dice que los pueblos prehispánicos convivían armoniosamente entre sí antes de la llegada de los españoles. En realidad, la gran mayoría de civilizaciones mesoamericanas concebían la guerra como una actividad necesaria para mantener su dominio sobre otros, especialmente cuando su vida material era regida por un modo de producción despótico-tributario. A partir de su realidad, la cosmovisión de estas civilizaciones otorgó un carácter religioso a la guerra y, como otros pueblos antiguos, designó a deidades específicas para ello.
“La Malinche fue una traidora”
Malinalli fue regalada a Cortés durante su campaña en el este de México, ya que ella conocía muy bien el maya y el náhuatl, pero a lo largo de los años esta figura ha servido como obsesión para adoptar un sinfín de papeles, desde traidora hasta víctima, pasando por amante de Cortés y responsable de la conquista, incluso como un apelativo: “malinchista”, aquel que rechaza lo que hay en su tierra y cultura. Pero se trata de un personaje producto histórico de su tiempo, que respondió al contexto que se presentó ante sí.
“Los ganadores del juego de pelota eran sacrificados”
Es habitual escuchar que el premio para los ganadores del juego de pelota era la muerte y enseguida decir, qué no tenía sentido ser jugador si el premio era la muerte. También se dice que los vencedores luchaban por conseguir una muerte digna o para entregarse como ofrenda a los dioses; pero esto no es del todo cierto. Aunque el juego de pelota era concebido como una representación simbólica de la guerra, era con un sentido metafórico y ritualista donde el competidor tomaba la vida de los perdedores.
Esta noción aparece representada en el Popol-Vuh, libro de los mayas quichés, cuando los hermanos Hun-Hunahpú y a Vucub-Hunapú son derrotados y asesinados por los señores de Xibalbá, lo mismo que sus hijos gemelos, Hunahpú e Ixbalanque.
“La conquista fue una lucha entre pueblos indígenas y españoles”
La Conquista de América responde a un complejo proceso histórico, social y cultural de los pueblos prehispánicos, mezclado con la expansión de otro un sistema económico y el paso del colonialismo de los españoles, junto con el desarrollo de nuevas rutas de comercio y la exportación de materias primas, que una vez en el país se mezclaron para darle inicio a la caída de Tenochtitlán a través de alianzas que Cortés y otros conquistadores pactaron con los pueblos sometidos por el poderío mexica. No obstante, nosotros conocemos la historia básica de todo este rollo, donde los españoles conquistan y pelean con indígenas, pero esto no es del todo cierto, al menos no de una manera tan sencilla.
“Azteca es sinónimo de mexica”
La diferencia entre azteca y mexica son pocas pero sí las hay: aztecas son todos aquellos pueblos que según la tradición nahua que partieron de la ciudad de Aztlán. El vocablo viene de “aztatecatl” significa oriundo de Aztlán, pero no fue utilizado por ningún pueblo nahua para identificarse; sino acuñado por los españoles para referirse a los habitantes de México-Tenochtitlán. La forma de referirse a esta civilización, que no sea colonial, es mexicas.
“Los españoles y la viruela acabaron con los aztecas”
Una investigación en 2017, dio a conocer que la principal causa del genocidio de los mexicas fue una enfermedad a la que los aztecas conocían como cocoliztli y se calcula que este enigmático padecimiento mató al 90% de los nativos en este país. De hecho, gracias a diversas crónicas que se han encontrado, los especialistas han podido constatar que los pobladores hablaban de una “maldición divina”.
En algunos textos incluso se reporta que hubieron seis grades brotes de la epidemia, aunque se subraya la existencia de uno en particular que fue muy fuerte y que se llevó al 80 % de la población. Según dichos estudios el padecimiento provenía las mismas bacterias que generan la salmonela. Los síntomas de la enfermedad eran parecidos; fiebres altas, dolores estomacales, sangrado abundante, trastornos hepáticos y coloración amarillenta de la piel.
Imagen principal: Benjamin the Fox