San Bartolo Ameyalco un pueblo originario en la delegación Álvaro Obregón

Ameyalco y su historia relacionada con el agua.

 

San Bartolo Ameyalco es uno de los pueblos más antiguos de la ciudad de México. Se encuentra en la delegación Álvaro Obregón, y colinda al Norte con la Delegación Cuajimalpa, al Sur con el Desierto de los Leones, al Oeste con el pueblo de Santa Rosa Xochiac y al Este con la Colonia Villa Verdún. Su nombre se compone de la palabra Ameyalli (fuente o manantial)que se representa con un jeroglífico del Códice Mendocino que simboliza el agua que brota y fluye gracias a un manantial.

Este pueblo originario se ubica al suroeste de la cuenca de México, sobre el antiguo camino al Desierto de los Leones muy cerca de los famosos lavaderos que datan de 1923. Estos lavaderos se dividen en dos grupos paralelos de 21 lavabos, que vistos de frente forman la figura de dos serpientes acuáticas juntas y zigzagueantes que se extienden a lo largo de 25 metros. A la fecha algunas mujeres del lugar todavía lavan su ropa con el agua del manantial de Ameyalco.

El manantial de Ameyalco, mejor conocido como el “ojo de agua”, abastece a los pobladores del líquido que durante algún tiempo ha provocado severos conflictos sociales y políticos.

La historia de Ameyalco se encuentra registrada en varios códices y documentos custodiados por representantes de los bienes comunales del pueblo. Se dice que existen objetos de barro y obsidiana de antes de la conquista, y que los pobladores originarios de este lugar se les conocía como Tlaltecos, hombres pescadores, ya que llegaron al lugar siguiendo el cauce del río que los condujo a la laguna de Xaxalpa.

Los Tlatelcos buscaron otro lugar para vivir debido al incremento de la población de Chimalhuacán, ya que significó un incremento del número de pescadores y una disminución en la cantidad de peces. Cuando fueron descubiertos por gente del Huey Tlatoani Chimalpopoca, y después de un interrogatorio, les permitió quedarse a condición de que le llevaran diariamente pescado fresco a su casa en Tizapán.

La ubicación relativamente lejada de Tenochtitlan y e Texcoco de los Tlaltecos, no les permitió saber de la presencia de los españoles, y en poco tiempo los españoles impusieron sus propias costumbres religiosas. Durante la Colonia, los pueblos congregados en esta región, pertenecieron al Marquesado del Valle de Oaxaca, el cual fue otorgado a Hernán Cortés por Carlos I, rey de España.

La conquista trajo consigo el nombre de “San Bartolo” en honor a San Bartolomé Apóstol, el santo patrono del pueblo, cuya vida se intento mezclar con “Ameyalco”, el símbolo del pasado prehispánico. Hoy en día San Bartolo Ameyalco tiene un fuerte lazo con el cristianismo y en 1534 se construyó la primera capilla de adobe y tejamanil; en el siglo XVII se construyó la iglesia y para 1979 se aumentó la edificación de los edificios que representan el centro del pueblo y se les conoce como “El Puente”.

En la Revolución Mexicana es pueblo hermoso tuvo un papel importante en el ejército de Emiliano Zapata. Los zapatistas llegaron a San Bartolo al ser perseguidos y vencidos por el ejército de Venustiano Carranza. Aunque el pueblo sufrió varios daños debido a los saqueos, el robo de mujeres y la destrucción de cultivos, el mismo pueblo le nombra “El Campamento” a uno de los cerros pertenecientes al pueblo.

Se cree que dice que en San Bartolo existen túneles ocultos que utilizaban los miembros del ejército para huir de sus enemigos. Por este motivo y por otras injusticias vividas, jóvenes de San Bartolo se unieron al ejército de Zapata. Teniendo en cuenta sus ideales sobre la construcción de una nueva nación que incluyera la democracia, la libertad y la justicia.

Dos celebraciones importantes y tradicionales del pueblo son la del día 2 de enero y se festeja al Dulce nombre de Jesús. La segunda, se celebra el día 24 de agosto y es la festividad del santo patrón del pueblo “San Bartolome Apóstol”. En ambas fechas hay juegos mecánicos, dulces típicos, antojitos mexicanos, pan de pueblo, arrieros y chinelos, como se le conocen a los danzantes con ropa de terciopelo, sombreros y máscaras, que bailan y saltan al ritmo de una banda de música. Además de diversos cantantes se queman fuegos artificiales, hay baile y el último día hay un jaripeo.

Ambos eventos comienzan cuando la gente acude a la iglesia, acompañada de mariachis, en la madrugada, a cantar las “mañanitas” a los Santos. Los mayordomos organizan las fiestas, se encargan de la logística de los eventos como: solicitar permisos a la Delegación, contratar bandas de música, mariachis, hacer la comida para las correspondencias (por lo general se sirve arroz, mole con pollo y frijoles) y supervisar el evento. Las correspondencias son alianzas religiosas y amistosas con otros pueblos, quienes acuden a la feria del pueblo organizador llevando regalos para la iglesia.