Hasekura Tsunenaga representa el espíritu del samurái.
Hasekura Rokuemon Tsunenaga fue un samurái noble de nivel medio, de ascendencia imperial japonesa que sirvió al señor feudal más poderoso del periodo Edo japonés, con lazos ancestrales con el emperador Kanmu el Dominio Sendai, o clan más importante en el norte de Japón, que tuvo la oportunidad de servir al gran estratega que se hizo icónico por su ojo perdido, y al que llamaban dokuganryū o el “Dragón de un ojo de Ōshu“, Date Masamune.
Hasekura Tsunenaga pasó su juventud en el castillo de Kamitate que fue construido en la ciudad de Kawasaki. Su escudo de armas oficial era una esvástica budista cruzada por dos flechas dentro de un escudo con una corona sobre un fondo naranja.
En 1612, el padre de Hasekura fue acusado de corrupción y ejecutado en 1613. Según las reglas del feudo el hijo debería haber sido ejecutado. No obstante, Date le dio oportunidad de hacer un largo viaje a Hasekura a cambio de su vida, el gran barco zarpo de Toshima-Tsukinoura, con 40 bárbaros del sur, 10 hombres de Mukai Shōgen y varios comerciantes. El objetivo de la embajada japonesa era discutir los acuerdos comerciales con la corona española en Madrid y reunirse con el Papa en Roma.
El barco hace un nuevo viaje el 28 de octubre de 1613, pero esta vez Hasekura y su tripulación trazan una nueva ruta hacia la Nueva España. Las personas que van a bordo: 10 samuráis del shōgun, 12 samuráis de Sendai, 120 comerciantes japoneses, marineros y sirvientes, y alrededor de 40 españoles y portugueses con calidad de pasajeros, pero que en realidad son misioneros.
En enero de 1614, después de un viaje de más de tres meses por el Océano Pacífico, la tripulación de Hasekura arribó al puerto de Acapulco, el más grande de la Nueva España en aquel entonces, donde fue recibido por el representante del Virrey de la Nueva España. Hasekura es el primer embajador japonés en América y en España, y llegó con la misión de establecer un comercio directo con México y crear relaciones bilaterales Japón-México, que a la fecha siguen vigentes con varios tratados que engloban la visión diplomática proactiva que sostenían los japoneses en aquella época.
En marzo de 1614, Hasekura recorre varias ciudades pasando por Cuernavaca, y llagando hasta la capital donde se entrevista con el Virrey y el Obispo de México; algunos tripulantes de la delegación fueron bautizados en la Iglesia de San Francisco. En mayo del mismo año, la delegación salió de la Ciudad de México y en junio, pasando por Puebla, Hasekura y unos veinte tripulantes partieron del Puerto de San Juan de Ulúa, Veracruz rumbo a Sevilla, España vía La Habana.
El propósito de estos viajes es el de conseguir el consentimiento y apoyo del Rey español y del Sumo Pontífice, para el establecimiento de un comercio directo y el envío de misioneros. Durante este tiempo Hasekura comienza varias negociaciones y el intercambio comercial con pimienta fina y laca de Kyoto, por plata mexicana y otros productos con los que podía negociar en la nueva España. De hecho, para evitar la partida de plata de la nueva España a Japón, el virrey autorizó a Hasekura un gastar en productos mexicanos un monto de 12,000 pesos para que esto pudiera ser embarcado como personal.
En el lapso que Hasekura pasó entre España y la nueva España fue bautizado por el capellán personal del rey y renombrado como Felipe Francisco Hasekura. La ceremonia de bautismo debía haber sido dirigida por el arzobispo de Toledo, Bernardo de Sandoval y Rojas, pero debido a su enfermedad el duque de Lerma, el administrador principal del gobierno de Felipe III y gobernante de facto de España, fue designado como el padrino de Hasekura.
Durante las entrevistas que Hasekura tuvo con el Rey Felipe III de España y el Sumo Pontífice Paulo V, donde transmitió las misivas de su señor Date Masamune; se generaron otras misiones para el samurái que lo hicieron volver a la Nueva España en 1617, y de Acapulco ir rumbo a Manila, donde esperó en vano la respuesta del Rey de España.
El viaje de Hasekura duró 7 años, entre Japón, Roma, y la nueva España y fue una hazaña épica en aquel siglo donde Japón estaba consciente de la importancia geopolítica de México. El sueño de conseguir relaciones bilaterales de Date Masamune, al enviar la misión de Hasekura, se realiza 400 años después a través del Acuerdo de Asociación Económica Japón-México. Sin embargo, el hecho es que Hasekura es el pionero de los inmigrantes japoneses en México, y muchos tripulantes que se adaptaron a la sociedad mexicana jamás regresaron a Japón.
Al regreso de Hasekura a Japón, este se había encontrado con cambias dramáticos: se intentó erradicar el cristianismo en el comienzo de la era Tokugawa con el hijo más xenofóbico del clan, Tokugawa Hidetada; Japón se movía hacia una política de aislamiento y debido a las noticias de las persecuciones, en Europa, en especial el rey de España, se mostró reacios a responder favorablemente a las propuestas comerciales y misionales de Hasekura.
Hoy en día es posible ver muchas estatuas de Hasekura Tsunenaga en las afueras de Acapulco en México, en la entrada de la Bahía de La Habana en Cuba, en España, Italia y Japón gracias a los viajes de intercambio comercial de Hasekura, haciendo de este guerrero un líder legendario,