Capilla, suele ser el término que se utiliza para designar a un tipo de oratorio que puede o no, pertenecer a un edificio o estructura mayor. Pero es el caso de la Capilla de las Ánimas, quien fungió como una extensión de la Catedral Metropolitana en la época colonial y cuyo interior hoy pocos conocemos.
Ánimas –que del latín significa almas–, es el nombre con el que fue bautizada este pequeño templo ubicado en el corazón del Centro Histórico.
Fue justo en su lugar donde antiguamente se encontraba el juego de pelota más grande y significativo de la antigua Tenochtitlán. El encargado de erigir esta construcción, de estilo barroco y renacentista, fue el arquitecto Pedro de Arrieta en el año de 1721. con el objetivo de hacer sufragios por las “ánimas del purgatorio”.
Durante varios años, esta Capilla se hundió debido a la naturaleza del suelo del Valle de México. En 1991 se hizo un proyecto de ingeniería para rescatar este recinto y desde entonces se organizan varias actividades de tipo cultural y religioso, dejándola abierta completamente al público y destacando principalmente los bautizos.
Por cierto que sus paredes aún pintadas de rojo intenso, como la primera vez que fue inaugurada, simboliza al fuego eterno, que aún sigue consumiendo las almas en el purgatorio mientras siguen en espera de ser rescatadas para entrar tarde o temprano al cielo.
Capilla de las ánimas
Dirección: Calle República de Guatemala S/N, Centro
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