Tal vez hay un mundial que México podría ganar…
Entre todos los altibajos que ha dejado hasta ahora Rusia, y ahora que sabemos que el destino de la Selección Mexicana de Futbol se disputará contra Brasil, es un momento adecuado para voltear a ver las proezas deportivas que silenciosamente están ocurriendo en todo el planeta; basta contemplar las hazañas que se consiguieron recientemente en el nado sincronizado o las cuantiosas medallas que han ganado nuestros atletas en los distintos eventos deportivos internacionales.
A propósito de esto, hace unos días el equipo mexicano de basquetbol consiguió un triunfo histórico que no vale la pena pasar por alto. Gracias a su disciplina y entrenamiento, un grupo de jóvenes logró sorprender al planeta y obtuvo una inesperada victoria contra la escuadra más poderosa de la Tierra.
Un partido se jugó como parte de las eliminatorias para buscar un lugar en el próximo Mundial de Basquet que se celebrará en China en el año 2019. Aunque el favorito era el vecino del norte, nuestro país venció 78-70 al equipo de Estados Unidos.
El encuentro se disputó en el estadio Juan de la Barrera de la Ciudad de México, a 2,240 metros sobre el nivel del mar. El equipo mexicano, guiado por el entrenador español Iván Deniz, se apropió del partido desde el inicio, gracias a una defensa infalible y a una gran velocidad logró ponerse arriba 18-0 en los primeros minutos.
Segundos más tarde, liderados por Gustavo Ayón, campeón de España con el Real Madrid, e inspirados por las buenas actuaciones de Francisco Cruz y Orlando Méndez, los mexicanos no dejaron jugar al rival y acabaron el primer cuarto con una ventaja de 31-10.
Aunque el comienzo fue delirante, para el segundo periodo el juego se puso cardiaco; los estadunidenses reaccionaron con la fuerza que los caracteriza, y durante largos minutos intentaron igualar el marcador. Sin embargo, los basquetbolistas nacionales nunca perdieron la concentración y gracias a su dinamismo llegaron a la primera mitad con una victoria parcial de 45-28, con un Orlando Méndez y un Francisco Cruz muy ofensivos.
El tercer capítulo fue arrollador para los visitantes, al llegar al final del mismo con pizarra de 51-55. Afortunadamente con mucha entrega, y con las indicaciones de su entrenador, los mexicanos pudieron mantener la ventaja y a 12.4 segundos del final, Méndez metió sus dos tiros libres y selló el 78-70.
Tras el final, la euforia flotó en el aire. Los jugadores gritaron de orgullo y se tocaron el pecho, ahí donde decía México. Mientras tanto, los cinco mil aficionados que habían contemplado este milagro aplaudieron de píe y se abrazaron entre ellos.
La hazaña era gigante, apoteótica y al principio parecía increíble; le habíamos ganado a Estados Unidos en el baloncesto. Pocas cosas tan gloriosas como esa.
