Emilio Uranga, filósofo poco estudiado.
¿Qué es ser mexicano? ¿Qué representa lo mexicano y la mexicanidad? Cuando se indaga en este tema, es común terminar en lugares extraños y un poco confundidos por la cantidad de implicaciones que lleva consigo hacer preguntas ontológicas. Pero en este tema, abordado desde hace mucho tiempo por cientos de escritores de diversos estilos, siempre hay cosas nuevas cuando se recurre a los imprescindibles, Alfonso Reyes, Octavio Paz, Roger Bartra; en este caso, a uno de los que a pesar de haber tenido varias aportaciones significativas, se habla muy poco, Emilio Uranga.
Emilio Uranga nació en la Ciudad de México en 1921, y fue fundador del grupo Hiperión: filósofos influenciados por la fenomenología existencial alemana y francesa, que se puede reflejado en el título del texto del contemporáneo de Uranga, Jorge Portilla, Fenomenología del Relajo. Uranga es considerado el primus inter pares (el primero entre iguales), cuyas premias filosóficas tratan de dar interpretaciones de la vida mexicana a partir de una ontología del mexicano que interviene ideas de Reyes-Paz y Bartra.
Los aspectos filosóficos de lo mexicano se pueden rastrear desde el siglo XVII, donde la historia de América toma una dinámica propia y deja de ser un apéndice de la historia de la España peninsular. En esta época preguntarse ¿cuál es la identidad del mexicano? Implica abordar las etapas del criollo, la de los hijos de españoles nacidos en México o se trata del mestizo o el indio españolizado.
¿Qué se aceptaría como lo mexicano, (incluso hoy en día)? El “México profundo” donde el campesinado se acerca romántico al México moderno citadino; el México religioso en resistencia frente al México secular, los conservadores y guadalupanos, o el positivismo liberal y científico, uno tradicionalista y el otro progresista; por último el “México bronco” amenazando siempre al México civilizado, el uno “populista”, el otro “democrático” –aunque ahora parece muy complicado saber cuál es cuál.
Uranga es de los pensadores que establece la edad de oro de la filosofía mexicana (1910-60) que tuvo como objetivo descubrir las características esenciales de la cultura mexicana y hablar de la filosofía de la mexicanidad para liberarse de los paradigmas dominantes del pensamiento occidental, así como un genuino deseo de autoconocimiento, que paradójicamente retomó a los filósofos occidentales para hacer un trabajo de re-conocimiento; lo Uranga denominó autognosis.
En Uranga se pueden ver los mismos temas sobre la mexicanidad que aborda Ramos, el trauma de la inferioridad por la conquista; el laberinto melancólico y de tristeza en el que nos ha sumergido aquella conquista, abordado por Paz y, finalmente, la identidad metamórfica en la que vivimos los mexicanos, de la que nos habla Roger Bartra en su libro La jaula de la melancolía.
En su Ensayo sobre la ontología de lo mexicano de 1951, Uranga reafirma la característica definitoria de la mentalidad mexicana: el “complejo de inferioridad”, pero en lugar de hacer un extenso psicoanálisis trata de comprender las características ontológicas que definen a los mexicanos.
“Los mexicanos son criaturas de melancolía”, escribe Uranga, dejando en claro que no se refiere a una disposición psicológica hacia la tristeza, sino a una condición ontológica. Más específicamente ser consciente de la falta de un fundamento permanente, y ser, más bien, un tipo de accidente o ente accidentado. Los mexicanos son sentimentales melancólicos, con una increíble fascinación peculiar por la muerte.
El propósito del análisis de Uranga, sobre el sentimentalismo mexicano, no es llevar al mexicano a un juicio como lo hace Ramos. En cambio, hay una lección subyacente sobre la condición humana que los angloeuropeos pueden aprender del autoexamen mexicano. Ser accidental no es el trágico destino de los mexicanos, la fuente peculiar de su miseria o fascinación por la muerte. Es una característica esencial de todo ser humano.
El Ensayo sobre la ontología del mexicano de Uranga, así como otros textos en la filosofía de lo mexicano, es una nueva invitación a preguntarse por nuestra condicón en la vida. Hoy en día, igual en época post revolucionaria, los filósofos vuelven a replantearse aquellas ideas de identidad mexicana y la idea de filosofía mexicana con el fin de retomar esas preguntas que parecen implicarnos de nuevo en miradas sobre nuestra propia existencia y lo somos y/o que lo que decimos que somos.
Retomar a Uranda y a su ontología, en este siglo XXI, más que forma de retomar una tradición filosófica que hable de la filosofía de lo mexicano o la filosofía de la mexicanidad; busca abrir de nuevas las explicaciones, inquietudes, ideas y nociones sobre la visión filosófica que tenemos de nosotros mismos, en un país que busca formas de resistirse a los múltiples cambios y de las presiones que conlleva vivir en un mundo hiper globalizado.
Fotos: Jorge Santiago