El día que Fantomas ayudó a Borges, Cortázar y Paz a rescatar bibliotecas

La amenaza elegante.

 

Fantomas es un personaje de ficción francés creado en 1910 – 1911 por Pierre Souvestre y Marcel Allain. La silueta del maestro del crimen es una figura emblemática de la literatura popular de la Belle Époque que tuvo un éxito brutal donde se distribuyeron más de treinta y dos novelas, cinco adaptaciones cinematográficas (de Louis Feuillade 1913-1914) varias películas en los 60´s, inspiró un comic mexicano, una banda de rock con el mismo nombre y una saga de gran éxito que continúa despertando el entusiasmo de escritores y artistas.

Fantomas cambio mucho después de la muerte de Pedro Souvestre y el estallido de la Primera Guerra Mundial. Luego de las adaptaciones cinematográficas que van de 1930 a 1940, la adaptación cómica de 1960, inspirada por los criminales de las películas de James Bond, sería la que finalmente se quedaría en la memoria colectiva. En estas películas de André Hunebelle, Fantomas queda delineado por la máscara azul y los aparatos tecnológicos como el Citroen volar DS de bandido, y el famoso Lupin, bandido de guante blanco.

No obstante, estas expresiones atrajeron a más de 4,5 millones entusiastas de Fantomas de toda América Latina. La amenaza elegante fue una serie de historietas mexicana que se publicó de 1960 a 1980 por la Editorial Novaro. Aunque se retomó la idea del folletín de Allain y Souvestre, el Fantomas mexicano se readaptó siendo una versión heroica sin el reconocimiento ni influencia de los libros o películas. Este personaje debutó en el número 103 de Tesoro de Cuentos Clásicos de Editorial Novaro, el 3 de enero de 1966, y siguió apareciendo en esta serie hasta el número 136.

Los primeros creadores del Fantomas mexicano fueron Guillermo Mendizábal y Rubén Lara; más tarde Víctor Cruz lo siguió dibujando por más de 10 años, hasta que se retiró de la editorial a mediados de los ochenta. Otros dibujantes que participaron en la publicación fueron Gonzalo Mayo, Héctor Cruz, Manuel Moro, José Luis Ruiz y los hermanos Martínez.

No obstante, fue Gonzalo Martré, pseudónimo de Mario Trejo González, quien le creó una personalidad culta y cautivadora a Fantomas de 1967 a 1975. Las historias en esta fecha están cargadas de numerosas referencias literarias, y en lugar de claves secretas, hace que Fantomas use versos de los poetas más reconocidos del mundo.

Fantomas tenía muchos indicios de un comic clásico: era un enmascarado millonario con varios domicilios en todo el mundo, un científico y un robot le creaban accesorios tecnológicos para combatir al Dr. Findus, el Barón Niebla, el Hijo de Hitler y al Cacique Inmortal. Pero la versión de Martré se caracterizó por hacer que la historicidad (History) de su tiempo se mezclara con la trama (story) del comic para darle mayor verosimilitud a la historieta. Es cierto que Fantomas vivía en los ámbitos del robo y el fraude, la ciencia ficción, pasando por situaciones sobrenaturales, los dramas y la comedia; luchando contra El Lama, La Viuda Negra de Taiwán y el Príncipe de las Tinieblas, pero aquel pequeño sesgo de mezclar History con Story, dándole cientos de sesgos cultural, lo llegaría a perfeccionar solo uno del o más grandes escritores de novelas gráficas de todos los tiempos: Alan Moore.

Otra de las características del Fantomas de Martré era su increíble carga cultural. Las referencias a las obras de arte, a la poesía y a los artistas que hacía Fantomas eran un sello único. De ahí, que Fantomas tuviera contacto con personajes como Ghandi, Hitchcock, García Márquez, Julio Cortázar, Albert Einstein, Sigmund Freud, Leonardo Da Vinci, Carlos Marx. Capítulo aparte eran sus relaciones amorosas, en las que lo mismo se le veía con Jane Fonda o Liz Taylor, que con Bo Derek o Brooke Shields.

Los argumentos del comic incluían referencias a libros, filósofos o autores de la época como Jorge Luis Borges, Julio Cortázar o Jean Paul Sartre. Uno de los títulos escritos por Martré era La inteligencia en llamas tomado por un verso del libro de poemas de Xavier Villaurrutia Muerte sin fin, donde incluía a Julio Cortázar, Octavio Paz y Susan Sontag como amigos de Fantomas. En aquel episodio, un villano misterioso quemar bibliotecas enteras, y aquellos intelectuales le piden a Fantomas que detenga el crimen.

Sólo Cortázar se quejó de aquella intromisión en el título: “puesto que sin mi consentimiento soy personaje de una historieta, ahora yo voy a meter al personaje en una mía.” En efecto, el Fantomas de Julio Cortázar lleva el título Fantomas contra los vampiros multinacionales (1975).

Hoy Fantomas cumpliría más de cien años de su nacimiento en Francia, más de la mitad en México. Esta publicación quincenal de puesto de periódicos, que pasaba de mano en mano en las peluquerías mientras se esperaba turno, basado en el relato de un misterioso personaje afincado en París; quien fue un lector apasionado, amante de la poesía, seductor de las chicas zodiaco y un gran comprometido con la justicia y estabilidad social.