La plaza donde se decidió el curso de la historia de México…
Ubicado en el Barrio de San Ángel, hay una parada obligada para los entusiastas de los árboles frondosos y el silencio. Un lugar emblemático por el que además ha pasado buena parte de nuestra historia, hablamos de la magnífica Plaza de la Bombilla.
La historia de este parque empezó a contarse gracias a un restaurante español construido en 1920 que se llamaba “La Bombilla”. Este lugar era famoso entre los hombres acaudalados de inicios del siglo XX porque era el único lugar de la Ciudad de México en la que había luz eléctrica.
Además, los estupendos jardines que tenía el establecimiento los había diseñado el japonés Tatsuguro Matsumoto; un famoso arquitecto del paisaje que llegó a México durante el porfiato y que se quedó por el estupendo clima que había en la CDMX. Este artista tuvo una especial atracción por San Ángel y las plantas endémicas que encontró ahí cuando le encomendaron hacer un pulmón verde.
Sin embargo, la historia del restaurante (y de nuestro país en general) cambió para siempre un 17 de julio de 1928. Ese día acribillaron en La Bombilla al entonces candidato a la presidencia Álvaro Obregón. Horas antes, el general había llegado para comer con conocidos y había bajado de su Cadillac tranquilo, no se imaginaba que su vida iba a terminar entre el primer y el segundo tiempo.
Cuentan algunos cronistas que el responsable del atentado fue un hombre llamado León Toral, que decía ser caricaturista y se acercó al mandatario con el pretexto de mostrarle sus dibujos. Entonces, sin que nadie lo viera, sacó del fondo de su gabardina un arma y le disparó seis veces a Don Álvaro. Le gritó “solo Cristo Rey podrá gobernar en la tierra”.
El periódico del día siguiente anunció “el día que Caín mató a Abel.” Y tras el violento asesinato el restaurante ibérico cerró sus puertas para siempre. Seis años, en 1934, Lázaro Cárdenas mandó hacer en el sitio un parque y una estatua conmemorativa en honor a la vida y obra de Obregón.
Para diseñar el nuevo jardín se contrató al arquitecto Enrique Aragón, y para crear el enorme monumento se llamó al artista Ignacio Asúnsolo. Este último se dio a la tarea de edificar de un lado: dos falos, grabados en granito gris, que representaban el poder de la agricultura y la importancia de la industria; y del otro hizo una oda a la Revolución Mexicana a través de un grupo de hombres armados.
El resultado de estas creaciones fue simplemente glorioso, y ha subsistido hasta nuestros días. Hoy es un sitio de encuentro en el que a veces se organizan tertulias literarias y en el que los capitalinos toman el sol en mayo.
El Parque de la Bombilla se encuentra en Chimalistac, ubicado en el barrio de San Ángel de la delegación Álvaro Obregón.