La música prehispánica.
Los sonidos del mundo prehispánico, los del ámbito natural como instrumental y vocal, estaban relacionados con conceptos religiosos. El origen de los instrumentos musicales siempre tuvo raíces mitológicas, y el sonido de los instrumentos se entendía como la voz de los dioses. Los instrumentos, por su parte, siempre fueron tratados con respeto; ya que ocupaban un espacio en templos y altares, a un costado de las estatuas de los dioses de la música y la danza.
Los instrumentos musicales más longevos son los silbatos de hueso, la imitación de sonidos naturales de animales de la y la manufactura de caparazones de tortuga y los sartales de concha, trompetas de caracol, silbatos y flautas con pequeñas con fines rituales para entrar en contacto con el mundo espiritual, cuyo sonido vibrante se escuchaba a largas distancias y tenían una gran importancia en el culto.
Los instrumentos se utilizaban para los diversos rituales de fertilidad, sacrificio y contacto con el inframundo. Otros instrumentos asociados con el inframundo son los raspadores de costillas de ballena, restos óseos de animales y mucho más tarde, cascabeles y placas de metal hechos de cobre que muy probablemente sirvieron como címbalos o gongs pequeños.
Otros instrumentos importantes para los mexicas son los palos de sonajas, el llamado popularmente, “palo de lluvia”, tambores mexicas o huehétl relacionado con la quinta era y Xochipilli, el dios de la música. En los llamados Templos Rojos se honraba a los dioses mexicas de la música y a los instrumentos musicales en forma de representaciones votivas; es decir, en las representaciones de la voluntad de las divinidades.
El tlatlapitzaliztli es un ritual que se llevaba a medianoche donde los tañedores de tambor acompañaban las observaciones astronómicas en los templos. Los músicos sacerdotales residían en el Recinto Sagrado y los músicos estaban encargados de la “ambientizar” las ceremonias de danzas circulares, los juegos rituales y los sacrificios.
Muchos códices muestran a los danzantes agitando sonajas de calabaza adornadas con plumas, evocando música de guerra que para ataques sorpresivos que los conquistadores sentían como ruidos desagradables y espantosos; tanto como la música del sacrificio humano, que se llevaba a cabo con bailes solemnes en las grandes ceremonias.
Sobre la creación de los tambores, se cuenta que cuando la Tierra aún no existía, la música vivía como cantante de la corte del Sol. Para dar al ser humano la oportunidad de poder comunicarse con los dioses, Tezcatlipoca y Ehécatl se pusieron en camino hacia el Sol para atraer a los cantantes a la Tierra con ayuda de su canto ritual. El canto fue tan poderoso que se logró atraer la música a la Tierra, en donde finalmente se manifestaron como tambores. El sonido de los tambores, es pues, descendiente de la esfera del Sol, un “canto florido” de los dioses.
Sin más, te dejamos estos videos de música prehispánica, para entender algunos antiguos ritos.