La Virgen de Guadalupe en el museo Franz Mayer.
Son pocas personas las que no saben la historia de la Virgen de Guadalupe, “Nuestra Señora de Guadalupe”, la aparición mariana de la Iglesia católica de origen mexicano, una figura que sincretiza varios elementos prehispánicos y españoles, divinidades del nuevo y el viejo mundo, así como colores de piel y brillos, cuya posición estética no deja de ser reconfortante y sus simbolismos aspiracionales.
Aunque no soy creyente, siento enorme curiosidad al culto que provoca una imagen entre millones de personas. Y no deja de sorprenderme su principal centro de culto, la Basílica de Guadalupe, ubicada en las faldas del cerro del Tepeyac, en el norte de la Ciudad de México.
De acuerdo a la tradición oral mexicana, la Virgen María se apareció en cuatro ocasiones a un indígena chichimeca llamado Juan Diego Cuauhtlatoatzin en el cerro del Tepeyac. Más tarde se apareció a Juan Bernardino, tío de Juan Diego y hay relatos escritos, el de Bernal Díaz del Castillo, por ejemplo, que justifican las visiones pero históricamente nada se ha dado por cierto, ni por la propia iglesia.
La tradición oral fue recogida en diversos escritos con sonido náhuatl como el Nican mopohua. Este texto fue escrito con caracteres latinos (técnica que ningún español sabía hacer y que solo muy rara vez usaban los indígenas); y fue es atribuido al indígena Antonio Valeriano (1522-1605). Este texto, narra desde la primera aparición de la Virgen, donde ordena a Juan Diego que se presente ante el primer obispo de México, Juan de Zumárraga para describir sus visiones; hasta la última aparición, mítica y popular, donde por orden de la Virgen llevó en su ayate unas flores que cortó en el Tepeyac. Cuando Juan Diego desplegó su ayate ante el obispo Zumárraga, deja al descubierto la imagen de la Virgen María, que de pura casualidad es morena y con rasgos mestizos.
Según el Nican Mopohua, texto hagiográfico publicado en el siglo XVII, las mariofanías, o visiones sobre María, tuvieron lugar en 1531 ocurriendo la última el 12 de diciembre de ese mismo año, día que se celebra una misa y un inmenso peregrinaje hacia la Basílica de Guadalupe. El culto guadalupano es una de las creencias más arraigadas de nuestro país, ha estado presente en el desarrollo como país desde el siglo XVI, y sus representaciones la hacen uno de los símbolos religiosos, culturales y políticos más importantes de México.
Ahora será posible ver la relevancia cultura de la imagen y el culto a la virgen de Guadalupe, así como la trascendencia para la mexicanidad en la exposición de la Virgen de Guadalupe en el museo Franz Mayer. La exposición estará conformada por 280 piezas, como pinturas coloniales, esculturas barrocas y mucho arte popular y cotidiano, la muestra comprueba lo arraigada que se encuentra la imagen de la Virgen de Guadalupe en el imaginario nacional.
Además estará compuesta por siete colecciones institucionales y privadas —entre ellas una de las más emblemáticas y tradicionales del museo— para tener información de las diferentes épocas donde la virgen representa varias nociones y conceptos. Ya que la imagen, también evoca la idea de la madre, la de la diosa Tonantzin, las comunidades nativas y la protectora de todas las personas.
El la exposición, se podrá ver el éxito de la imagen entre diversos estratos socioeconómicos, minorías estigmatizadas y movimientos sociales han hecho de la Virgen de Guadalupe un sinónimo de protección sagrada. Las transformaciones estéticas que encierra esta imagen, son recurrentes en tatuajes, medallas, playeras y grafitis, entre otras expresiones visuales y materiales, se convierten en extensiones de quienes protagonizan sus retratos.
Exposición Virgen de Guadalupe
¿Dónde? Museo Franz Mayer, Hidalgo 45, Guerrero
¿Cuándo? del 20 de julio al 30 de septiembre, de martes a domingo de 10 a 17 h
¿Cuánto? $50